Cuando era niño, Jacobo Payan Latuff vivió en una vecindad en la calle Fausto Nieto, pero su empeño y audacia lo llevó a convertirse en un acaudalado hombre de negocios, famoso por emprender “locuras” como la construcción de un estadio de fútbol o un complejo de invernaderos que constituyen hoy, la base de la producción agrícola en el mundo.
Don Jacobo fue un niño pobre, pero muy feliz, audaz, se convirtió en vendedor de vehículos hasta ser el mejor y luego se volvió emprendedor. Algunos le dicen el Rey Midas porque todo lo que toca, lo vuelve exitoso.
Hoy, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) le brinda un homenaje por su destacada labor en este ramo de la economía en la que ha creado lugares emblemáticos de leyenda como La Posada del Virrey y las Parroquias.
Don Jacobo entendió que diversificar inversión era lo suyo, así que se propuso comprar el Hotel Panorama, donde alguna vez estuvo una escuela a la que acudió cuando era niño y el Hotel San Francisco, antes Hotel Filher, para honrar a su esposa, doña Yolanda Espinosa, porque ahí celebraron su boda.
Hombre leal y amigo sincero, don Jacobo fue gran amigo de Alfonso Lastras, un abogado de gran trayectoria en las instituciones de justicia y en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Cuando comenzó a construir el estadio de fútbol decidió que le pondría el nombre de su amigo Lastras y a la fecha lo sostiene, aunque ha tenido ofertas de bancos e instituciones.
Don Jacobo también ha incursionado en la política, fue presidente municipal de la capital allá por el 2003. Hizo en meses lo que muchos no lograron en años.
Es un genio emprendedor. En sus empresas da empleo a más de dos mil personas y todos los días emprende algo nuevo.
El homenaje que hoy le hace la CANIRAC es más que merecido, lo que ha hecho por San Luis Potosí es grande e importante.
Payan Latuff es un potosino de gran espíritu y corazón, es un ejemplo de vida, de trabajo y prosperidad.