Vida y Entretenimiento

Conoce el poder mágico que tienen tus palabras

Las palabras tienen poder, nos ayudan a conectar con las personas, a designar y dar forma a lo que nos rodea. Sin embargo, no podemos olvidar tampoco el papel de ese diálogo interno, y de la necesidad de cuidar de esas palabras que nos decimos a nosotros mismos.

Debes de saber que cada palabra que sale de tu boca, en especial a las personas que están cercanas a ti: nuestros hijos, esposo, padres son mágicas y se vuelven realidad, así que debes elegir las mejores para ellos.

Es un gran error no darnos cuenta de la magnitud de lo que muchas dices, el efecto puede ser tan bueno o malo, destructivo o edificante como las palabras que salen de tu boca.

Que nada sea tan importante como aquello de  “pensar antes de hablar” . Es a través de la comunicación como erigimos nuestras relaciones de respeto o de agresividad. Con ella originamos cercanía o distancia.

El poder no radica en qué tan fuertes o rápidos sean, sino en saber, decir y usar las palabras exactas en el momento correcto y, al hacerlo, hacen la diferencia “Tus palabras son así, o más poderosas”. Tú puedes hacer toda la diferencia en el día, la semana inclusive en la vida de tus seres queridos. Por eso debes usarlas con mucho cuidado, porque en ti está la decisión de bendecirlos, curarlos y ayudarlos, o en lastimarlos y herirlos de manera irreparable.

No importa en qué ámbito hayas crecido o que no estés acostumbrado a ser amable y dar elogios; no importa que toda la vida te hayan tratado como si te hubieras enlistado en el servicio militar y te estuvieran preparando para soportar los insultos del enemigo. Es momento de romper esa cadena. Hay un idioma universal, el que todo ser humano merece y la manera correcta en que deberíamos dirigirnos los unos con los otros: el amor. Así que si todavía no lo hablas, o si quieres mejorar la calidad en la que les hablas a otros, es momento de poner manos a la obra y seguir estos consejos:

Procura que nunca, nunca

No uses malas palabras, groserías o expresiones vulgares

Te aseguro que tienes mucha más capacidad en tu vocabulario como para limitarte al uso de estas desagradables palabras. Créeme, a nadie le gusta que lo insulten o lo hagan sentir menos.

No grites o levantes la voz en tu hogar

Tu casa debe ser un santuario de paz. Hay una frase muy linda que dice: “A tu esposa solo se le grita para avisarle que la casa se está incendiando”. Y hay otra: “No es necesario que levantes la voz, si tu argumento no es lo suficientemente bueno, cámbialo, no va a mejorar repitiéndolo a todo volumen”.

No uses sarcasmo o ironía al hablar, o un tono despectivo o agresivo

Esta es otra manera de herir a las personas a las que estén dirigidas las palabras.

No hagas lo que no quieres que te hagan

Recuerda la regla de oro: no digas nada que no te gustaría que te dijeran a ti. Antes de abrir la boca, piensa por unos segundos lo que vas a decir. No puedes borrar las palabras habladas. Piensa en la repercusión que tendrán a futuro.

Pero, el alcance de nuestras palabras es mucho más poderoso. Su capacidad de crear y de destruir también es aplicable a nosotros mismos. No escucharnos, dedicarnos afirmaciones negativas y reprimir lo que deseamos decir son algunas de las múltiples maneras en las que nos haremos daño, nos sentiremos frustrados y en las que, tal vez, consigamos alimentar una baja autoestima.

Si tú no te dedicas palabras bonitas nadie lo hará. Porque tal y como te ves, así te verán los demás. Así que se amable contigo mismo, dedícate unas cuantas palabras a diario para impulsarte cada día.