Desde el pasado 6 de marzo, militantes del PRI en San Luis Potosí se unieron para exigir la renuncia de Elías Pesina Rodríguez como dirigente del partido político en tierras potosinas, ya que lo acusan de hundir al movimiento y lucrar con él.
Fue hasta el 11 de marzo, después de 5 días, que Pesina Rodríguez se acordó de sus funciones y dio manotazos al aire para aferrarse a su hueso político, pues, acompañado de sus compañeras de diligencia, Yolanda Cepeda y Martha Orta se pusieron a hacer circo mediático en la huasteca para simular un duro trabajo que ya nadie les compra.
Este martes 14 de marzo, desde antes que pudiera salir el sol, se corrió rápidamente la voz de que en las inmediaciones de la Unidad Administrativa Municipal de la capital, así como en la avenida Colosio, se encontraban varios pendones colgados en postes con carteles donde se exige la renuncia de Elías Pesina «por dignidad» como dirigente del PRI en San Luis Potosí, una muestra más de que los priístas potosinos ya no lo quieren como dirigente.
Pesina ha sido señalado de corrupción, enriquecimiento ilícito, entre otras graves faltas por varias figuras grandes de la política potosina, sin embargo, el dirigente estatal del partido tricolor, ni siquiera mete las manos para defenderse, y, según manifiestan los militantes del movimiento priísta, con tal silencio sepulcral pareciera aceptar que cometió esas faltas.
Ha sido tachado de aprovechado y corrupto, su propia gente ya le dio la espalda y no lo quieren ni ver; ahora falta esperar qué maroma política hace Elías Pesina para aferrarse al hueso priísta que insiste en mantener en su poder.