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¿Cómo manejar mis emociones?

Las emociones son parte de nuestra vida, nos nutren de sus señales y abren experiencias necesarias para vincularnos con nosotros mismos y el entorno (objetos, personas, situaciones, etcétera), sin embargo, también pueden convertirse en murallas, paredes que no nos permiten ver más allá, o en un pasillo angosto, incómodo y apretado.

“Las emociones forman parte de la vida y de la experiencia, como ver y oler, por lo cual no podemos quitarlas ni removerlas. Lo que sí podemos es intentar focalizar nuestra atención en otros elementos que no sean nuestras ideas y emociones de ese momento de crisis, y esperar a que la ola pase”.

¿Y qué podemos hacer para manejar de manera más saludable nuestras emociones?

Primer ejercicio: permanecer quieto ante una situación de crisis
Al querer atravesar una situación de este tipo, habrá muchas emociones, pensamiento e ideas que se nos crucen por la mente, pero al estar en un estado de crisis, y si deseamos actuar de una forma segura y cuidadosa, lo más recomendable es no moverse, en el sentido literal de la frase, no movernos de donde estamos, siempre y cuando sea un lugar seguro y accesible, no mover piernas, brazos, ni nada, simplemente quedarse allí, forzarnos a quedarnos quietos es dirigir nuestra atención a ese objetivo.

Una vez que nos sintamos más tranquilos es necesario observar nuestro alrededor, dónde estamos, con quienes estamos y enunciar las emociones que nos invaden, para así poder identificarlas.

Segundo ejercicio: Realizar respiraciones lentas y pausadas.
Otra manera de focalizar nuestra atención para gestionar emociones, es dirigirla a nuestro cuerpo, a nuestros pulmones, a cómo entra y sale el aire, esto no se trata de solo una respiración habitual, sino de una consciente, más pausada y profunda, podemos probar y contar hasta tres mientras inhalamos, esperamos dos segundos, y exhalamos por nuestra boca de forma lenta.

Este ejercicio es útil ya que estamos enviando señales a nuestro cerebro por medio del cuerpo, para tranquilizarnos y relajarnos.


Tercer ejercicio: Cambiar la temperatura de nuestro cuerpo.
Otro recurso utilizado en el modelo de regulación emocional es ponerse en situaciones donde cambie la temperatura corporal o se sienta un cambio brusco en alguna parte del cuerpo, puede haber varias maneras de aplicar esta idea, por ejemplo, en la ducha de nuestro hogar, de este modo se puede regular la temperatura del agua para que este más caliente o más fría de lo habitual (siempre y cuando no genere dolor o consecuencias negativas).

Es importante tener en cuenta que los ejercicios son recomendables para asistirnos en crisis o estados emocionales difíciles de lidiar y controlar, si no lo logramos, es necesario pedir ayuda a un tercero de confianza para ser asistido, es importante que una vez que regrese la calma revisemos que es lo que nos está comunicando esa emoción que sentimos, de donde viene y que intentaremos hacer con eso que está generando.

Un uso excesivo de estos ejercicios no garantiza la resolución de los problemas de la vida, dado a que debe de haber mucho dialogo, reflexión y apertura.

Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefaniapaulin_uaslp@hotmail.com
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