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La dura realidad que se enfrenta una viuda

Con la pérdida física de el esposo, la mujer cambia de estatus social a “viuda”, conlleva a la pérdida no solo de su pareja, sino de su espacio en la sociedad civil.

En varios países a las mujeres que enviudan se les niega sus derechos a la herencia y se les somete a rituales de duelo y otras formas de discriminación y abuso. La misma familia las desalojan de sus casas y las maltratan, incluso llegando a asesinarlas.

La situación de la mujer está vinculada a su esposo, de forma que cuando éste muera la viuda ya no tiene protagonismo en la sociedad y para adquirir esa relevancia se les obliga a casarse con miembros de la familia del marido, muchas veces en contra de su voluntad.

En muchos países quedarse viuda es causa de vergüenza, incluso se asocia a la brujería y por ello se somete a las mujeres a abusos. Los hijos pueden sufrir la estigmatización derivada de la viudedad, justificando con tradiciones religiosas o culturales.

El derecho internacional consagra los derechos de las mujeres e hijos al trato igualitario y a una vida digna. En torno a esta problemática social de género, se han establecido y acordado Tratados en Convenciones sobre los Derechos de las personas que involucran estos aspectos