Junio es el mes del orgullo de personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT), una ocasión que busca reivindicar la diversidad de orientaciones sexuales y las identidades de género.
En México, la comunidad LGBT enfrenta altos niveles de discriminación en muchos de los entornos de vida.
El mes del orgullo también es una oportunidad para visibilizar esta situación que, además de ser una violación de sus derechos, limita el desarrollo y aprovechamiento del talento de las personas.
El 92% de los adolescentes LGBT tuvieron que esconder su orientación sexual y/o identidad de género de su familia, de acuerdo a la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género, a falta de un espacio seguro en su familia, los jóvenes LGBT enfrentan, desde sus primeros años de vida, barreras para descubrir libremente su potencial.
Más allá de la familia, la escuela y el trabajo son dos entornos donde la discriminación también limita el desarrollo de las personas LGBT, por ejemplo, tres de cada cuatro estudiantes LGBT fueron víctimas de acoso verbal por su orientación sexual.
La discriminación hacia la comunidad LGBT en la escuela puede ocasionar que abandonen la escuela y, a la larga, alcanzarán menores logros educativos.
Por ejemplo, los jóvenes de América Latina que experimentan mayores niveles de victimización por su orientación sexual tienen el doble de probabilidades de no asistir a la escuela. La discriminación por orientación sexual o identidad de género se extiende a los lugares de trabajo.
En México, seis de cada diez personas LGBT consideran que su orientación sexual ha sido un obstáculo para acceder a un empleo, y aun cuando obtienen un trabajo, el 70% de los mexicanos LGBT perciben que no reciben el mismo trato que sus compañeros heterosexuales.
Cuando las empresas desaprovechan el talento de sus trabajadores debido a características como la orientación sexual, la cual no tiene relación con las capacidades de cada persona, ocurre una falla que perjudica la competitividad de las empresas, por esto, la discriminación laboral hacia la comunidad LGBT no es sólo una violación a sus derechos, sino que significa una ineficiencia económica, al desaprovechar el talento de las personas.
La discriminación por orientación sexual o identidad de género siempre será ante todo un tema de derechos y dignidad humana, pero, por si eso fuera poco, también es un fenómeno que afecta la economía.
Cuando las personas pueden desarrollar libremente su potencial, sin enfrentar barreras que no están relacionadas con sus capacidades, los beneficios no serán solo para ellos, sino para todos.
Estefanía López Paulín
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