Cual si fuera un botín de supervivencia, la recién nombrada presidenta del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional, Sara Rocha Medina, ha comenzado a repartir espacios y candidaturas con miras al proceso electoral de 2024, sin embargo, a decir de los propios priístas, de nueva cuenta se está dejando fuera a la base que, durante años, permitió que el PRI ocupara los cargos más importantes en el país.
De acuerdo con distintas versiones, la salida de Elías Pesina y Yolanda Cepeda fue una simulación para calmar los reclamos que se estaban dando dentro del partido ya que, en realidad, la misma Sara Rocha pactó con el dirigente nacional del PRI, Alito Moreno, que Pesina se retiraría con la condición de que, en 2024, se le regalaría una diputación plurinominal, mientras que Yolanda Cepeda se convertiría en la candidata del tricolor a la diputación federal del Distrito V, con cabecera en Ciudad Valles.
Como parte de dichos pactos, Rocha Medina también acordó pelear la reelección de Iván Estrada como alcalde de Matehuala, así como la candidatura de Juan Carlos Salazar Viezca a una diputación, ambos, bajo el padrinazgo de Elías Pesina y del exgobernador Juan Manuel Carreras López.
Los supuestos acuerdos de Sara Rocha y Alito Moreno para favorecer a los mismos de siempre han generado amplia molestia entre los militantes del PRI que advierten sobre la simulación y el engaño en que se incurrió para seguir usando al partido a favor de un grupo específico pues, insisten, en este botín también se repartió la candidatura al Senado que, desde el inicio, fue el objetivo principal de Sara Rocha.
Advierten que, de mantenerse esta tendencia, el PRI no sólo perdería el respaldo de los pocos grupos que se mantienen fieles a la causa, sino que también se daría un desencanto generalizado entre la ciudadanía que podría llevarlo a perder el registro en las elecciones del próximo año.
