Doña Mati, como cariñosamente la llaman sus amigas y ex-alumnas, narró su experiencia como maestra, en una transmisión del locutor José Paz Villanueva Contreras de la estación Oye 105.5 FM, dentro del programa “Memorias de nuestra gente”, que se publica en Facebook y por sus diferentes plataformas.
A sus 84 años, entrevistada en la casa donde nació y donde siempre ha vivido, en la calle Flores Magón del Barrio Laredito, doña Matilde recordó el Matehuala del ayer que le tocó vivir.
Recordó que antes de dedicarse a la enseñanza de corte y confección, trabajó como recepcionista en el consultorio del Dr. Adalberto Tamayo, localizado en la calle Betancourt, y en sus ratos libres hacía tejidos que vendía a la abuelita de Nicolás Rueda, quien los enviaba a Estados Unidos.
Después tomó cursos de corte y confección que se impartían en la Sociedad Mutualista de Matehuala con la maestra de nombre Alicia y recibió la invitación de integrarse a la enseñanza en esa institución.
RECUERDOS DE SU NIÑEZ Su educación primaria la hizo en la Escuela Miguel Alemán, cerca de su casa, enclavada en una zona donde era entonces puro monte y había unos galemes, chimeneas altas, posiblemente de antiguas fábricas.
Recordó que por su casa vivían las familias Aguilar, García, Vivanco, Diez, Parra y Loera, entre otras; entre sus amigos de juego estaban Alfonso Cruz y Yolanda Diez.
Por el rumbo de su casa estaba la llamada tienda El Ocho, de don Merced Martínez, y la de don Ambrosio. También vivían por allí don Pablo Alderete y los abuelitos de Tomasín Ferrándiz. En su niñez, había cerca una pila de agua, pero recordó que entonces era puro monte, lleno de lo que llamó “lumbreras”.
Su papá trabajó en los ferrocarriles y viajaron en el ramal ferroviario Matehuala-Cedral-Vanegas, donde había conexión, tanto de pasajeros como de carga, con las rutas a la Ciudad de México al sur y a Nuevo Laredo, Tamaulipas, al norte.
Por esos años, entre las tiendas que recordó fueron La Mano Verde (talabartería) y La Quemazón, y posteriormente los Almacenes Chalita.
Después de dar clases en la Mutua se trasladó a Monterrey, donde tomó cursos para especializarse en el corte y la confección.
INTENSA ACTIVIDAD EN ESCUELAS
A su regreso, estudió su educación secundaria y se integró a la Escuela Flavio C. Sifuentes, a la Secundaria Francisco Zarco y a la Secundaria #3 Ángel Veral. También laboró en el Instituto Matel durante 17 años, por lo que siempre se le veía con mucha actividad caminando entre una escuela y otra, recordó el locutor José Paz.
En las escuelas dentro de los talleres que recibían los alumnos se encontraban los de electricidad, los cuales eran impartidos por el profesor Toño y por el profesor de apellido Mucio.
Como especialista en corte y confección, y modista, doña Matilde hacía trazos de blusas, faldas, pantalones y blazers. En los años setentas y ochentas en Matehuala había varios sastres reconocidos por hacer trajes para caballeros a la medida.
Mencionó al sastre Emilio Puente, a quien se acercó para que le enseñara cómo hacer los pantalones y para que le forrara los botones; además ella le enseñó a hacer los blazers y las faldas. Irene García fue una de sus alumnas en la Mutua y tuvo talleres de corte y confección durante 23 años en La Dichosa y en la calle Damián Carmona.
Irene también fue entrevistada y recordó que en las clases con doña Mati aprendieron los trazos y cortes de espalda, pinza, manga, cuello, falda recta, bastilla y ojales. Entre los servicios que ofrecía en su taller eran desde pegar cierres, hacer faldas, blusas, pantalones y shorts, hasta sacos sastre y vestidos de novia.
Irene dijo que la maestra Matilde se caracterizaba por ser muy exigente con sus alumnas, pero siempre muy ordenada en sus clases. Como cada semana, en su recorrido por las calles de Matehuala, José Paz Villanueva Contreras encontró a una ilustre matehualense dedicada al corte y confección, que compartió su historia y evocó el ayer de la ciudad.