Octubre es conocido a nivel mundial como el mes rosa, ya que es dedicado a crear sensibilización y conciencia acerca del cáncer de mama, el tipo de cáncer más común y principal causa de mortalidad en mujeres de todo el mundo.
Recibir un diagnóstico de cáncer de mama puede ser uno de los momentos más angustiantes que puedan experimentar las mujeres, y por eso, tal vez no sepan a quién recurrir para obtener ayuda.
La angustia generalmente continúa incluso después de haber superado el impacto inicial del diagnóstico. A medida que las mujeres comienzan lo que con frecuencia es un largo proceso de tratamiento, pueden enfrentarse a nuevos problemas.
Por ejemplo, pueden hallar confusión en sus relaciones personales. Pueden sentirse realmente cansadas todo el tiempo y estar muy preocupadas con respecto a los síntomas, a el tratamiento y a la muerte.
Pueden enfrentarse también a la discriminación por parte de su empresa e incluso por parte de las compañías de seguro. Factores como estos contribuyen al estrés crónico, la ansiedad y a la depresión.
Sentirse abrumada es una respuesta totalmente normal al diagnóstico de cáncer de mama. No obstante, las emociones negativas pueden hacer que las mujeres dejen de hacer cosas que son buenas para ellas y que comiencen a hacer cosas que son malas para cualquiera, y en especial preocupantes para aquellas personas que tienen una enfermedad grave.
Un diagnóstico de cáncer de mama también puede conllevar a problemas más graves. Los investigadores estiman que entre el 20 y el 60 por ciento de las pacientes con cáncer experimentan síntomas de depresión que pueden dificultar aún más que las mujeres se adapten, participen óptimamente en actividades de tratamiento y aprovechen las fuentes de apoyo social que tienen disponibles.
Algunas mujeres se sienten tan desanimadas por la dura prueba de tener cáncer, que se niegan a someterse a una cirugía o simplemente dejan de asistir a sus sesiones de radiación o quimioterapia. Como resultado, pueden enfermarse aún más. De hecho, hay estudios que demuestran que dejar de asistir a tan solo el 15 por ciento de las sesiones de quimioterapia, provoca resultados considerablemente adversos.
La psicoterapia puede ser de gran ayuda durante este proceso ya que su objetivo principal es ayudar a las mujeres a aprender a cómo sobrellevar los cambios físicos, emocionales y de estilo de vida relacionados con el cáncer, así como los tratamientos médicos que pueden resultar dolorosos y traumáticos.
Algunas mujeres pueden enfocar el asunto en cómo explicar su enfermedad a los hijos o cómo afrontar la respuesta de su pareja, otras pueden concentrarse en cómo elegir el hospital o tratamiento médico adecuados, para otras, el enfoque puede ser cómo controlar el estrés, la ansiedad o la depresión.
Al enseñar a las pacientes estrategias para la resolución de problemas en un entorno de apoyo, los psicólogos pueden ayudar a las mujeres a lidiar con su dolor, miedo y otras emociones. Para muchas mujeres, esta crisis potencialmente mortal, puede resultar una oportunidad de crecimiento personal que mejora la vida.
Un diagnóstico de cáncer de mama puede afectar seriamente el funcionamiento psicológico de una mujer, lo que a su vez puede poner en peligro su salud física, esto no tiene por qué ser así. Las mujeres que buscan ayuda de psicólogos con experiencia en el tratamiento del cáncer de mama, pueden usar la conexión cuerpo-mente en beneficio propio para mejorar su salud mental y física.
Estefanía López Paulín
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