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Doña Cuca, Tradición comercial

El autor es cronista honorario de la Asociación Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León “José P. Saldaña”, A.C. y cronista adjunto de Cedral del Consejo de la Crónica de los Municipios del Estado de San Luis Potosí.

Siguiendo la tradición de sus padres, la señora María del Refugio García Cruz, Doña Cuca, ha sido comerciante en Matehuala, S. L. P. por más de 60 años.

A sus 78 años, recordó su trayectoria como comerciante en los alrededores del Mercado Arista, en una entrevista reciente con el locutor José Paz Villanueva Contreras, de la estación Oye 105.5 FM, dentro del programa “Memorias de nuestra gente”, que se publica en Facebook y por sus diferentes plataformas.

Con motivo del Día de Muertos, del pasado 2 de noviembre, Doña Cuca fue entrevistada en su puesto con la venta de flor de cempasúchil, de coronas, cruces y calaveritas de dulce.

Para delicia de los paseantes y de sus clientes, también piloncillos, queso de tuna, obleas, palanquetas, alfajor de coco, muéganos, pinole, trompadas, chile bolita en vinagre, nopales, huitlacoche, jarabes y pipián.

También vende ruda, romero y albahácar y algunos productos o condimentos que se consideran curativos como el laurel, manzanilla, anís, mejorana, tomillo, perejil y cilantro.

Doña Cuca recordó que se ha dedicado al comercio desde que era soltera y le ayudaba a sus padres en los comercios que atendían.

Su papá se llamaba Juan García Álvarez, originario de Rancho Alegre, municipio de Villa de Guadalupe, S. L. P., y compraba pera en Venado, S. L. P., donde conoció a Martina Cruz García.

INICIOS EN MATEHUALA

Después de casarse se fueron a residir a Matehuala, donde procrearon a sus diez hijos, tres hombres y siete mujeres, quienes ayudaban a sus papás a despachar en sus comercios.

Su papá tenía un puesto de frutas y legumbres en el Mercado Arista, donde también vendía piñatas, alfajor de coco, nueces, cañas, cacahuates y naranjas.

Recordó que su papá tenía un aparato para romper las nueces y las colocaba en envoltorios hechos de papel periódico en una tabla que tenía orificios.

Para diversificar su negocio, su papá también vendía “raspas”, raspados de hielo con diversos saborizantes de colores.

Ya en aquellos años, su mamá vendía flores el Día de Muertos y coronas enceradas, al parecer procedentes de Aramberri, municipio del sur de Nuevo León.

También expendía flor que compraba en la Ciudad de México y recordó que un año llegó en mal estado porque estaba muy refrigerada.

Doña Cuca tuvo 11 hijos, diez hombres y una mujer. Para sacarlos adelante, comenzó a vender palomitas y cueritos que vendía en la “escuela del cuatro”.

Con eso puso una frutería que estaba localizada por la calle Juárez, frente a la tienda “La Reynera”, de don Blas Torres, donde duró cuatro años.

Después se cambió a Juan Sarabia con Abasolo. En su largo peregrinar con su puesto, cuando se quemó el Mercado Arista a algunos comerciantes los mandaron a Escobedo con Bustamante y al Mercado Bocanegra.

Pero al ser remodelado el Mercado, se regresaron a las calles aledañas, donde, cada trienio, son amenazados con ser retirados por las autoridades municipales, pero se manifiestan en la presidencia municipal y arreglan su permanencia.

LAS TORTAS DE “EL PINGÜINO”

Doña Cuca recordó cuando el Mercado Arista tenía una pila enmedio del edificio, y entre los antiguos comerciantes mencionó a Doña Tomasa y su cuñado Froylán, que junto con su esposa Juanita (hermana de Doña Cuca), fundaron una refresquería que luego fue “El Pingüino”, famoso por sus tortas.

Y de los antiguos comerciantes del exterior del mercado, recordó también a Doña Plácida, Doña Santos y Chema.Otro de los recuerdos es que su mamá preparaba una cajeta de guayaba con camote, entre las delicias para satisfacer los gustos de sus clientes.

Su mamá también hacía las piñatas con jarros que vendían en Doctor Arroyo, N. L. y cruces y coronas que vendían en Venado, S. L. P.

De los productos de temporada, este año vendieron flores que se cultivan en Cedral, S. L. P. y adornos de calaveritas; también flores de San Rafael, por el rumbo del Ojo de Agua.

En sus labores es ayudada por sus hijos y por sus nueras, pero mencionó que ahora algunos de ellos son “D J´s” y algunos de sus nietos como Ulises, hijo de Juan Francisco Cruz, conocido como Paco Cruz, periodista y locutor en Doctor Arroyo, N. L.

Doña Cuca se siente orgullosa de la convivencia con todos sus hijos y, entre su seriedad y corta de palabras, brota el buen humor: “De vez en cuando nos echamos una cerveza.Pura caguama”, dice entre risas.

La entrevista trascurrió entre el ir y venir de los clientes de Doña Cuca y de los puestos aledaños, y permitió conocer cómo opera un puesto por personas que tienen la misión de dar lo mejor de ellos.

Cuando visite Matehuala, pregunte por Doña Cuca en los alrededores del Mercado Arista. Con gusto lo atenderá. Gracias, nuevamente, al locutor José Paz, por llevar una semana más “Memorias de Nuestra Gente”.