Desde el siglo XV, los «villancicos» emergieron como música popular en las villas. Originalmente trataban temas cotidianos, alejados de la Navidad.
Evolucionaron desde antiguas melodías medievales como las cantigas y el zéjel, adoptando su estructura. A finales del XV, se asocian gradualmente con la Navidad y se encuentran en el Cancionero de la Colombina.
En la Inglaterra medieval, los «carols» eran cantos ligados a bailes callejeros, posteriormente regulados por la Iglesia. En la era victoriana, Dickens y la revolución industrial impulsaron su arraigo en la tradición navideña. En el siglo XX, volvieron populares con obras como ‘El tamborilero’ de Raphael.