La enfermedad de Parkinson, conocida por afectar el control del movimiento del cuerpo debido a la disminución de dopamina, podría tener un nuevo factor de riesgo sorprendente: la soledad. Un estudio publicado en Jama Neurology revela que las personas que se sienten solas tienen un 37% más de probabilidades de desarrollar esta enfermedad, según un seguimiento a participantes mayores de 50 años durante 15 años.
La enfermedad de Parkinson, que suele afectar a personas de 55 a 60 años, se caracteriza por temblores involuntarios y pérdida de control del movimiento. Hasta ahora, se consideraban factores de riesgo el envejecimiento, la genética y el entorno, incluyendo la exposición a contaminantes y pesticidas.
El estudio sugiere que la soledad puede someter al cerebro a estrés fisiológico, aumentando la propensión a desarrollar la enfermedad en personas con predisposición genética. Aunque las consecuencias negativas de la soledad se han explorado, los efectos en el cerebro humano aún se están investigando.
La Fundación «Conoce el Parkinson» señala algunos síntomas iniciales de la enfermedad, que van más allá de los temblores:
- Letra pequeña: Cambios repentinos en la caligrafía, haciendo la letra más pequeña o más apretada.
- Pérdida de olfato: Incapacidad para percibir olores fuertes y característicos.
- Movimientos repentinos durante el sueño: Patadas, puñetazos o inquietud en la cama durante el sueño.
- Rigidez: Sensación de rigidez en brazos, piernas o cuerpo.
- Estreñimiento: Signo poco obvio de posible desarrollo de Parkinson.
- Voz baja: Necesidad de hablar mas fuerte o tono vocal ronco.
- Falta de expresión facial: Observaciones de que la expresión facial no refleja el estado emocional real.
A pesar de estos hallazgos, se necesita más investigación para comprender completamente la relación entre la soledad y la enfermedad de Parkinson. Si se presentan síntomas y además se experimenta la soledad, se recomienda buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.