El turismo oscuro, una tendencia que atrae la curiosidad de algunos viajeros hacia lugares marcados por la tragedia y la muerte, ha ganado terreno en México. Desde la Isla de las Muñecas en Xochimilco hasta el templo de la Santa Muerte en Tepito, el país ofrece una variedad de destinos para aquellos interesados en experiencias ligadas a lo macabro.
Esta práctica internacional, también conocida como tanaturismo, busca atraer a visitantes hacia sitios donde ocurrieron tragedias, catástrofes o están vinculados a la muerte. Álvaro López López, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, señala que estas atracciones se basan en experiencias relacionadas con la muerte, el riesgo y lo macabro.
La AMAV destaca el factor «morbo» o «curiosidad» como el principal impulsor de este tipo de turismo, ya que algunos lugares se han convertido en atractivos gracias a la mercadotecnia, a pesar de las circunstancias negativas que los rodean.
En México, la lista de lugares de turismo negro va en aumento, desde la búsqueda del lugar del atentado contra Colosio en Tijuana hasta la oferta de ser migrante por un día en Ixmiquilpan, Hidalgo. Morelia, Tijuana y Ciudad Juárez también se posicionan como rutas para aquellos que buscan lugares vinculados a atentados y levantamientos del narcotráfico.
En la Ciudad de México, diversos sitios forman parte de los tours del turismo oscuro. La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el barrio bravo de Tepito con su templo de la Santa Muerte, la Isla de las Muñecas en Xochimilco y el Palacio de Lecumberri, donde fueron asesinados el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, son solo algunos ejemplos.
La celebración del Día de Muertos también se integra en esta categoría de viajes, especialmente al visitar panteones en Michoacán, como el Lago de Pátzcuaro, Janitzio y Tzintzuntzan, así como Huaquechula, Puebla.