La tabla ouija, objeto de fascinación y temor para muchos, ha sido motivo de debate entre creyentes y escépticos a lo largo de los años. Aunque para algunos es solo un juego de mesa, para otros representa la posibilidad de contactar con seres de otro plano existencial. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en todo esto?
La ouija, inventada como un juego de mesa a finales del siglo XIX por Elijah Bond, ha sido asociada con mitos y leyendas que la relacionan con posesiones demoníacas y apariciones sobrenaturales. A pesar de haber sido concebida como un simple entretenimiento, con el tiempo se convirtió en herramienta para médiums y espiritistas que aseguran comunicarse con espíritus a través de ella.
El juego consiste en que un grupo de personas coloque sus dedos sobre una pieza triangular llamada «gota» o «aguja», la cual se desplaza sobre una tabla que contiene el abecedario, números y palabras como «sí», «no» y «adiós». Supuestamente, al hacer una pregunta, el espíritu presente responderá dirigiendo la gota hacia las letras correspondientes.
Pero, ¿hay algo más que mera sugestión en este juego? Los científicos argumentan que el movimiento de la gota se debe al efecto ideomotor, un fenómeno en el cual los movimientos del cuerpo son inconscientes y están influenciados por los pensamientos y emociones del momento. Experimentos han demostrado que los participantes pueden mover la gota sin ser conscientes de ello, especialmente cuando se juega con los ojos cerrados.
A pesar de estas explicaciones científicas, la iglesia desaconseja completamente el uso de la ouija, argumentando que las respuestas provienen de entidades malignas y pueden conducir a posesiones demoníacas. Por su parte, psicólogos han advirtido sobre el riesgo de sugestión excesiva y los posibles efectos negativos en la salud mental de quienes participan en el juego, especialmente en niños y adolescentes.