La importancia de fortalecer la autoestima de nuestros niños para hacerlos más sanos y resilientes es un tema fundamental en el desarrollo infantil. Según UNICEF, la autoestima juega un papel crucial en cómo los niños enfrentan los desafíos y superan las adversidades en su vida. Un niño con una autoestima saludable tiene una mayor probabilidad de desarrollarse de manera integral, enfrentando la vida con confianza y seguridad en sí mismo.
Para entender cómo abordar el fortalecimiento de la autoestima en la niñez, primero debemos definir qué es la autoestima. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la autoestima como la dualidad entre autoimagen y autoconcepto. Estos componentes, requieren ser comprendidos y atendidos de manera diferenciada. Esto se debe a que un niño puede tener una percepción positiva de sí mismo en un aspecto y no tan positiva en otro.
Una autoestima alta protege a los niños del bullying, dándoles la fuerza emocional necesaria para manejar situaciones difíciles. Si un niño se valora positivamente, puede lidiar mejor con las críticas y el maltrato. Esta confianza reduce el efecto negativo del bullying en su estado emocional.
Por ello, el amor y el afecto son los cimientos sobre los cuales se construye la autoestima de un niño. Mostrar amor incondicional, aceptación y apoyo fomenta un sentido de pertenencia y seguridad en los niños. Es esencial comunicar a los niños que son valorados y amados por lo que son, más allá de sus logros o comportamientos.
Reconocer y celebrar los logros de los niños, teniendo en cuenta su edad y capacidades, es vital para reforzar su autoestima. Hay que felicitar a los niños cuando alcanzan objetivos realistas y adecuados para su nivel de desarrollo fomenta la motivación y la confianza en sus habilidades. Es importante evitar establecer expectativas inalcanzables, ya que pueden generar frustración y afectar negativamente su autoestima.
Cuando un niño comete un error o se comporta de manera indebida, es crucial abordar la situación con empatía y comprensión. En lugar de etiquetar al niño con términos negativos, es más constructivo señalar el comportamiento específico que necesita cambiar. Este enfoque ayuda a los niños a entender que cometer errores es parte del aprendizaje y crecimiento, sin afectar su valor personal.
Los niños, al igual que los adultos, enfrentan desilusiones, pérdidas y fracasos. En estos momentos, es fundamental reconocer y validar sus sentimientos, ofreciendo apoyo y aliento para superar estos retos. Ayudarles a ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje contribuye a su resiliencia y autoestima.
A través del amor, la empatía, el apoyo y la celebración de su individualidad, podemos ayudar a los niños a construir una imagen positiva de sí mismos, preparándolos para enfrentar la vida con confianza, resiliencia y lo más importante, feliz.