Psicología

 Trastorno de bipolaridad contra depresión

Por: Estefanía López Paulín

El trastorno bipolar supone una limitación en la vida diaria y en la de su entorno ya que es una patología del estado de ánimo que se caracteriza por dos síntomas: los episodios depresivos y los episodios de exaltación excesiva del estado de ánimo. 

Debido a estas peculiares características, los especialistas se enfrentan a un problema grave en su diagnóstico debido a su parecido con una depresión ya que «los pacientes acuden a la consulta en los episodios depresivos y no en los de exaltación». 

Así lo ha explicado el médico especialista en tratamiento de adicciones y salud mental Xabier Fábregas, durante una entrevista con Europa Press en la que ha asegurado que «es un trastorno difícil de diagnosticar, llegando a tardar una media de 16 años en lograr un diagnóstico de bipolaridad» porque «muchas veces el paciente solo va a consulta cuando está deprimido y durante muchos años han sido tratados como depresivos». 

Cuando se trata de un trastorno bipolar, estos episodios depresivos se alternan con otros momentos donde el estado de ánimo está «por encima de lo que sería normal» con unos síntomas muy característicos como: «una energía desbordante, un hablar descontrolado incluso explicando cosas que serían íntimas, un gasto excesivo de dinero, dormir muy pocas horas y despertarse con la sensación de que no estás cansado a pesar de haber dormido tres horas, etc». 

Para diferenciar este trastorno de una depresión, el doctor Fábregas ha apuntado a la necesidad de «hacer un recorrido histórico» del paciente para averiguar si ha tenido otros momentos de exaltación del estado de ánimo que quizá no había detectado pero que sí lo ha hecho la gente de su entorno. 

No nos podemos quedar con lo que te cuenta el paciente de lo que está viviendo en ese momento porque solamente acude cuando está en fase depresiva porque cuando está arriba ni se le pasa por la cabeza ir al médico porque está encantado de la vida. 

Además, tanto los episodios depresivos como los de exaltación no duran solo un día, sino que duran varios días e, incluso, varias semanas. Por eso lo podemos diferenciar, porque a veces hablamos de que estoy depresivo o estoy maniaco, cuando en realidad no estamos en una situación que corresponde exactamente a esto, sino que estamos hablando de episodios, es decir, de varios días seguidos donde ese estado de ánimo sea para arriba o para abajo, se mantiene. 

Los trastornos de bipolaridad se pueden padecer por diferentes causas, pero, como todas las enfermedades mentales, hay un tanto por ciento de carga hereditaria, por lo que siempre hay que explorar la genealogía del paciente e intentar descubrir si en su entorno ha habido personas que tenían también síntomas parecidos. 

El trastorno bipolar supone una limitación en la vida diaria y en la de su entorno ya que es una patología del estado de ánimo que se caracteriza por dos síntomas: los episodios depresivos y los episodios de exaltación excesiva del estado de ánimo. 

Debido a estas peculiares características, los especialistas se enfrentan a un problema grave en su diagnóstico debido a su parecido con una depresión ya que «los pacientes acuden a la consulta en los episodios depresivos y no en los de exaltación». 

Así lo ha explicado el médico especialista en tratamiento de adicciones y salud mental Xabier Fábregas, durante una entrevista con Europa Press en la que ha asegurado que «es un trastorno difícil de diagnosticar, llegando a tardar una media de 16 años en lograr un diagnóstico de bipolaridad» porque «muchas veces el paciente solo va a consulta cuando está deprimido y durante muchos años han sido tratados como depresivos». 

Cuando se trata de un trastorno bipolar, estos episodios depresivos se alternan con otros momentos donde el estado de ánimo está «por encima de lo que sería normal» con unos síntomas muy característicos como: «una energía desbordante, un hablar descontrolado incluso explicando cosas que serían íntimas, un gasto excesivo de dinero, dormir muy pocas horas y despertarse con la sensación de que no estás cansado a pesar de haber dormido tres horas, etc». 

Para diferenciar este trastorno de una depresión, el doctor Fábregas ha apuntado a la necesidad de «hacer un recorrido histórico» del paciente para averiguar si ha tenido otros momentos de exaltación del estado de ánimo que quizá no había detectado pero que sí lo ha hecho la gente de su entorno. 

No nos podemos quedar con lo que te cuenta el paciente de lo que está viviendo en ese momento porque solamente acude cuando está en fase depresiva porque cuando está arriba ni se le pasa por la cabeza ir al médico porque está encantado de la vida. 

Además, tanto los episodios depresivos como los de exaltación no duran solo un día, sino que duran varios días e, incluso, varias semanas. Por eso lo podemos diferenciar, porque a veces hablamos de que estoy depresivo o estoy maniaco, cuando en realidad no estamos en una situación que corresponde exactamente a esto, sino que estamos hablando de episodios, es decir, de varios días seguidos donde ese estado de ánimo sea para arriba o para abajo, se mantiene. 

Los trastornos de bipolaridad se pueden padecer por diferentes causas, pero, como todas las enfermedades mentales, hay un tanto por ciento de carga hereditaria, por lo que siempre hay que explorar la genealogía del paciente e intentar descubrir si en su entorno ha habido personas que tenían también síntomas parecidos.