En este regreso a clases, muchas comunidades católicas de habla hispana celebran una tradición especial: la bendición de mochilas. Esta costumbre, arraigada en diversas regiones, consiste en una ceremonia religiosa en la que se bendicen los útiles escolares de los estudiantes, como una forma de pedir protección divina y éxito en sus estudios.
La bendición de mochilas se lleva a cabo antes del inicio del año escolar, con el propósito de que Dios proteja a los niños y jóvenes durante todo el ciclo escolar, resguardándolos de cualquier peligro o dificultad. Los creyentes también invocan a los santos y a Jesús para que otorguen sabiduría, concentración y buenas calificaciones a los estudiantes.
Además de pedir por los alumnos, en algunas iglesias se extiende la bendición a los padres, para que puedan acompañar y apoyar a sus hijos a lo largo del año escolar. Este momento también sirve para que la comunidad escolar se reúna, fortaleciendo sus lazos y compartiendo un sentido de unidad y propósito común.
La ceremonia es generalmente encabezada por un sacerdote, quien guía a los presentes en una oración especial. Los niños y jóvenes sostienen sus mochilas mientras se pide a Dios que bendiga no solo a los estudiantes, sino también a sus familias, a los profesores y a toda la comunidad educativa.
La bendición de mochilas es vista como una expresión de la fe de los padres en que Dios puede ayudar a sus hijos en su desarrollo académico y personal, brindando tranquilidad a los tutores y a los niños al comenzar un nuevo ciclo escolar. Esta costumbre, transmitida de generación en generación, sigue siendo una práctica profundamente significativa para muchas familias católicas.