Alejandro Fernández, conocido como «El Potrillo», llenó anoche la Monumental Plaza de Toros México con un homenaje a su padre, el legendario Vicente Fernández. Ante unas 45 mil personas y con su familia en primera fila, Alejandro rindió tributo al «Charro de Huentitán» en un espectáculo inolvidable que conectó generaciones de fanáticos y reafirmó el legado de don Vicente en la música ranchera.
El concierto comenzó con la voz grabada de don Vicente dando la bienvenida a Alejandro, quien apareció en el escenario circular, vestido de charro con un traje negro y detalles dorados, evocando al personaje que su padre interpretó en la película Zapata. Abrió la noche con No me sé rajar y fue seguido por un popurrí de Voy a navegar y Las llaves de mi alma, con lo que hizo vibrar al público y emocionó a su familia, a quienes envió un beso desde el escenario.
A lo largo de la velada, Alejandro hizo cantar a todo pulmón a sus seguidores temas que marcaron la carrera de su padre, como Mi ranchito y Estos celos, logrando una comunión entre su familia y los asistentes, todos unidos en un solo coro. En el discurso de apertura, Alejandro compartió su emoción: “Tengo el corazón a punto de salirse de mi pecho… Hoy vamos a celebrar la gran vida del charro de México, el gran Vicente Fernández. Viva Vicente Fernández, viva la música y el tequila, Viva México”. La respuesta del público fue una ovación ensordecedora, demostrando el cariño incondicional hacia la familia Fernández.
El repertorio incluyó clásicos como Que te vaya bonito, Por tu maldito amor, Bohemio de afición, y De un rancho a otro, cada uno de los cuales resonó con historias y recuerdos para la audiencia. Alejandro, con un dominio impecable del escenario, recorrió cada rincón de la Plaza, asegurándose de que su voz y su presencia llegaran hasta el último rincón, mientras interpretaba temas como Lástima que seas ajena y Mi amigo el tordillo, en homenaje al amor de don Vicente por la crianza de caballos.
La noche alcanzó su punto máximo con clásicos como Hermoso cariño, La ley del monte, El rey, y Volver, volver, con los que Alejandro y el público «abrazaron el cielo», imaginando que Vicente Fernández aplaudía desde donde esté. Con un cierre espectacular, «El Potrillo» dejó claro que la música de su padre sigue viva y que su legado será eterno en los corazones de México.