Los sobrevivientes del mayor desastre natural en la España del siglo XXI despertaron el jueves enfrentándose a la devastación tras una serie de inundaciones que arrasaron diversas poblaciones, especialmente en la Comunidad Valenciana. Las aguas, que cobraron al menos 155 vidas y dejaron un número indeterminado de desaparecidos, transformaron las calles de varias localidades en ríos mortales, arrancando vehículos, puentes y casas en su paso.
Las cifras de víctimas podrían aumentar, ya que equipos de emergencia, con apoyo de la Unidad Militar de Emergencias (UME), intensifican la búsqueda entre escombros y vehículos cubiertos de lodo. «Desafortunadamente, hay personas en algunos de esos vehículos fallecidas», declaró el ministro de Transportes, Óscar Puente. En Valencia, la zona más afectada, se han registrado hasta ahora 92 fallecimientos, con otras víctimas reportadas en Castilla La Mancha y Andalucía.
La tormenta transformó calles en trampas mortales, destruyendo viviendas y arrastrando vehículos. En el suburbio valenciano de Barrio de la Torre, Christian Viena, un dueño de bar, describió el panorama: “El barrio está destrozado, están todos los coches uno encima de otro, está reventado literalmente”. Mari Carmen Pérez, residente en el mismo lugar, relató cómo su casa fue invadida súbitamente por el agua, obligando a su familia a refugiarse en el segundo piso. “Era como una peli de desastre”, comentó aún en shock.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, pidió a la ciudadanía mantener la calma y seguir las indicaciones de seguridad. “La prioridad ahora mismo es evidente: encontrar a las víctimas desaparecidas para aplacar la ansiedad de las familias”, afirmó tras una reunión con autoridades en Valencia. Sánchez también advirtió que la tormenta “aún está con nosotros” y enfatizó la necesidad de permanecer en casa.
Más de mil soldados se unieron a las labores de rescate, recuperando hasta el momento 22 cuerpos y rescatando a 110 personas atrapadas. Las autoridades regionales también informaron que las operaciones de rescate en techos y vehículos varados han disminuido gracias a los esfuerzos aéreos, con alrededor de 70 rescates mediante helicópteros.
Además de la pérdida de vidas, los daños materiales afectan infraestructura y medios de subsistencia. Los invernaderos y campos en el sur de España, una de las mayores zonas agrícolas del país, también fueron golpeados por las intensas lluvias. Incluso un tren de alta velocidad descarriló en Málaga debido a las condiciones climáticas, aunque afortunadamente no hubo heridos entre sus casi 300 pasajeros.
Las autoridades meteorológicas emitieron alertas rojas y naranjas en Castellón, Tarragona y Cádiz, mientras que los expertos asocian estas lluvias torrenciales con el cambio climático, que intensifica fenómenos meteorológicos extremos en el país. El Mediterráneo más cálido y la sequía prolongada han dejado a España vulnerable a estos desastres repentinos.
El presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, defendió la respuesta de las autoridades, indicando que se siguieron todos los protocolos establecidos. Sin embargo, los ciudadanos continúan enfrentando la dura realidad de la catástrofe y una recuperación que aún está por comenzar.