Incorporar frutas y verduras en la dieta diaria es esencial para una buena salud. Estas fuentes naturales de vitaminas, minerales y fibra ayudan a prevenir enfermedades crónicas y contribuyen al bienestar general, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, en México, el consumo de frutas y verduras está por debajo de lo recomendado: la OMS sugiere un mínimo de 400 gramos diarios, pero muchos mexicanos no llegan a esta cifra.
Frutas como naranjas, manzanas y mangos son ricas en vitamina C, un antioxidante que fortalece el sistema inmunológico, mientras que vegetales como las espinacas y el brócoli aportan hierro y calcio, necesarios para la salud de huesos y músculos. La fibra presente en alimentos como las manzanas, zanahorias y frijoles regula el tránsito intestinal y ayuda a mantener un peso saludable, lo cual reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes.
“Las frutas y verduras no solo ayudan a evitar problemas de salud, sino que también mejoran el estado de ánimo y la energía diaria”, comenta la nutrióloga Silvia García. Ella destaca que el consumo diario de estos alimentos está relacionado con una mejor digestión y una piel más sana.
A nivel nacional, iniciativas como el programa “Come más frutas y verduras” del gobierno mexicano buscan incentivar el consumo de estos alimentos, especialmente en niños y adolescentes. En este sentido, la promoción de mercados locales también es clave, ya que fomenta el acceso a productos frescos y de temporada a precios accesibles.
A pesar de los esfuerzos, persisten las barreras culturales y económicas que limitan el consumo de frutas y verduras en México. La falta de tiempo y el precio, en comparación con otros alimentos procesados, son algunos de los principales obstáculos. No obstante, nutricionistas coinciden en que invertir en una dieta balanceada es esencial para prevenir futuras enfermedades y mejorar la calidad de vida.
Incluir frutas y verduras en cada comida es una inversión en salud, y hacerlo de forma creativa y constante puede tener un impacto positivo en el bienestar general de la población.