Una alimentación equilibrada y nutritiva durante los primeros años de vida resulta esencial para preservar las funciones cognitivas en la vejez, de acuerdo con un reciente estudio que abarca casi 70 años de datos. La investigación, realizada a partir de la Cohorte Británica de Nacimientos de 1946 y que observó a más de 3,000 personas desde la infancia hasta los 70 años, revela que quienes optaron por dietas ricas en vegetales, frutas, legumbres y granos integrales, y bajas en sodio, azúcares añadidos y granos refinados, demostraron un mejor rendimiento cognitivo a lo largo del tiempo.
Los científicos hallaron una relación significativa entre una dieta de buena calidad en la infancia y una salud cognitiva más robusta en la vejez. Según el estudio, solo el 7% de quienes obtuvieron bajas puntuaciones cognitivas seguían una dieta saludable, en contraste con el 36% de aquellos con puntuaciones altas que sí mantenían buenos hábitos alimenticios.
Kelly Cara, especialista en nutrición de la Universidad de Tufts, destacó que los patrones de alimentación en las primeras etapas de la vida pueden moldear las elecciones de dieta en el futuro y afectar el desarrollo cognitivo a lo largo del tiempo. Si bien aún no se determina con certeza si este efecto se debe a la creación de hábitos saludables desde la niñez o a un beneficio cognitivo inicial, los resultados refuerzan la importancia de una alimentación adecuada desde los primeros años.
Boushra Dalile, investigadora en la Universidad Católica de Lovaina, señaló que los cambios en el cerebro que conducen al deterioro cognitivo y a la demencia pueden comenzar décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas, lo cual resalta la necesidad de una dieta saludable a largo plazo. Aunque el estudio se enfocó en una muestra mayoritariamente blanca del Reino Unido, los autores insisten en la importancia de replicar esta investigación en diversas poblaciones.
En resumen, estos resultados recalcan la importancia de fomentar hábitos alimenticios saludables en los niños, tanto en el hogar como en las escuelas, para asegurar un desarrollo cognitivo fuerte y reducir el impacto del envejecimiento en la salud cerebral.