Actualmente casi un 83% de los empleos se realizan sentados y aunque a priori pueda resultar más cómodo, existen gran cantidad de problemas de salud derivado de ello.
Este tipo de comportamientos da lugar a lo que conocemos como sedentarismo laboral y en muchas ocasiones puede llegar a suponer graves consecuencias para la salud.
¿Cuáles son las dolencias del sedentarismo laboral?
Las dolencias más habituales derivadas del sedentarismo laboral suelen ser problemas de cuello, de espalda, tensión muscular o incluso contracturas.
Además del sedentarismo laboral, esta inactividad física también está relacionada con la aparición de otros factores de riesgos como el desarrollo de enfermedades como la diabetes, la obesidad y problemas con triglicéridos, así como ablandamiento de huesos, la principal causa de osteoporosis o aparición de varices por la acumulación de líquidos, llegando a ocasionar en casos extremos trombosis venosa profunda.
Recomendaciones para evitar los riesgos del sedentarismo laboral.
Ante esta situación, existen algunas recomendaciones que podemos seguir para evitar en la medida de lo posible, estos riesgos derivados del sedentarismo laboral:
Realizar estiramientos al empezar y acabar la jornada laboral.
Tener una situación postural idónea.
Mantener los pies en alto mediante un reposapiés.
Cambiar de posición, cruzar las piernas y mover los tobillos.
Caminar en los ratos muertos, estirar las piernas y dar pequeños paseos por la oficina (no fumar).
Según la OMS, las personas en edad adulta deberían realizar entre 150 y 300 minutos de actividad física semanalmente.
Es importante que las empresas velen porque sus trabajadores practiquen ejercicio físico en su ámbito personal y en la medida de lo posible, en el entorno laboral, dispongan de los recursos y actividades necesarias para reducirlo, incluso evitarlo. Hay estudios que demuestran que promover la actividad física y concienciar a los trabajadores a llevar una vida sana, afecta positivamente a la mejora de la productividad, además de ayudar a bajar el estrés, mejorar el manejo de la presión laboral y permitir tener una mejor calidad de vida.