La indignación y el hartazgo de los habitantes de Charcas crecen ante la insistencia de la presidenta municipal, Marisol Nájera, de instalar una extensión del tiradero municipal en una zona vital para el abastecimiento de agua del municipio. Lejos de escuchar a los ciudadanos que la llevaron al poder, la alcaldesa se mantiene firme en una decisión que podría tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la salud de los charquenses.
Este domingo, un grupo de habitantes se congregó en la zona afectada tras el reporte de un nuevo brote de agua, evidencia irrefutable de la riqueza hídrica del subsuelo. Durante la excavación, se constató que la humedad persiste en la tierra y que, al remover el suelo, la presencia de agua se incrementa. Este hallazgo refuerza el argumento de la población en contra del tiradero municipal que Marisol Nájera pretende imponer sin considerar el impacto ambiental.
Vecinos de la zona también manifestaron su preocupación por la proliferación de moscas y otros animales que antes no se veían, lo que anticipa un problema sanitario de mayores dimensiones si el proyecto de la presidenta municipal sigue adelante. Además, alertaron que la contaminación del manto acuífero afectará directamente el suministro de agua potable, poniendo en riesgo a miles de familias que dependen de este recurso.
A pesar de la creciente oposición ciudadana, Marisol Nájera y su administración parecen ignorar la voz del pueblo. No solo insisten en avanzar con el tiradero, sino que la presencia de elementos policiales en la zona en distintos horarios ha generado un ambiente de tensión y temor entre los habitantes, quienes sienten que su derecho a defender su territorio está siendo amenazado.
