El sueño es un proceso biológico fundamental para la salud, ya que durante el descanso el cerebro y el cuerpo continúan funcionando para mantener el bienestar general. Dormir mal puede afectar la salud mental y física, el rendimiento diario e incluso aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión, diabetes y depresión.
Según la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, el 45% de la población adulta en México sufre de mala calidad del sueño, lo que se refleja en dificultad para despertarse, somnolencia y fatiga matutina. De acuerdo con la Sleep Foundation, dormir bien contribuye a:
- Mejor estado de ánimo: Reduce el riesgo de ansiedad, depresión e irritabilidad.
- Salud del corazón: Ayuda a regular la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
- Regulación del azúcar en sangre: Mejora la respuesta a la insulina y previene la diabetes.
- Mayor rendimiento mental: Favorece la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: Ayuda a combatir infecciones y reparar tejidos.
- Reducción del estrés: Mejora la claridad mental y el bienestar emocional.
- Rendimiento deportivo: Favorece la recuperación muscular y el crecimiento.
- Mantenimiento de un peso saludable: Regula las hormonas del hambre y el metabolismo.
Los expertos sugieren una rutina de sueño adecuada, conocida como higiene del sueño:
- Mantener un horario regular para acostarse y despertarse.
- Realizar ejercicio moderado, pero evitarlo antes de dormir.
- Evitar comidas pesadas, cafeína, alcohol y tabaco antes de dormir.
- Crear un ambiente oscuro, silencioso y a temperatura agradable.
Estudios recientes advierten que la exposición a luz artificial durante la noche puede alterar el metabolismo y aumentar el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por ello, se recomienda dormir en total oscuridad para un descanso óptimo.
