Si alguna vez has notado que el jamón en tu refrigerador se pone baboso y con una sustancia blanquecina, probablemente te hayas preguntado si es seguro comerlo. Este fenómeno, aunque común, está relacionado con las bacterias ácido-lácticas que proliferan en los embutidos tras varios días de almacenamiento en frío.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), estas bacterias producen una sustancia viscosa debido al contenido de carbohidratos en el producto y a la humedad en el ambiente del refrigerador. Aunque en bajas concentraciones no representan un riesgo para la salud, pueden generar un olor y sabor ácido, según explicó Juan Pedro Camou Arriola, investigador del CIAD.
Aunque la presencia de estas bacterias no siempre es peligrosa, el experto advierte que no se debe consumir el jamón con esta textura, ya que es imposible prever qué otros microorganismos pueden haberse desarrollado. Además, Mariana Zapién, ingeniera de alimentos y divulgadora, señala que lavar el jamón no elimina los microorganismos y podría incluso contaminar otras superficies y alimentos.
La recomendación de los expertos es clara: si el jamón presenta cambios en su textura, olor o color, lo más seguro es desecharlo para evitar posibles riesgos para la salud.