Los 133 cardenales electores menores de 80 años iniciaron este martes el cónclave para elegir al nuevo pontífice tras la muerte del papa Francisco ocurrida el pasado 21 de abril. A las 17:46 horas locales, el maestro de Celebraciones Litúrgicas, Diego Ravelli, pronunció la tradicional fórmula en latín, “Extra omnes” (fuera todos), ordenando que toda persona ajena al cónclave abandonara la Capilla Sixtina. Acto seguido, Ravelli cerró los portones de madera del recinto, bajo la custodia de dos guardias suizos con alabardas, marcando el inicio oficial del proceso de elección.
Dentro de la emblemática capilla, decorada con los frescos de Miguel Ángel, permanecen los cardenales electores junto con el predicador capuchino Raniero Cantalamessa, encargado de ofrecer una meditación inicial antes de abandonar el lugar y dejar a los purpurados en completo aislamiento para deliberar.
El cónclave se lleva a cabo 17 días después del fallecimiento del papa Francisco y, como dictan las normas, busca alcanzar un consenso de al menos 89 votos, equivalentes a dos tercios del total de los electores, para nombrar al nuevo líder de la Iglesia Católica.
Se prevé que esta misma tarde se realice la primera votación. El resultado será anunciado, según la tradición, mediante el color del humo que salga de la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina: humo blanco indicará que se ha elegido al nuevo papa, mientras que humo negro significará que no se ha alcanzado el consenso y que el cónclave continuará.
En caso de no lograrse la elección en esta primera jornada, las votaciones proseguirán con dos rondas por la mañana y dos por la tarde en los días siguientes, hasta alcanzar el acuerdo necesario.
Durante todo el proceso, los cardenales electores deberán permanecer incomunicados y dentro del territorio del Vaticano, que abarca menos de medio kilómetro cuadrado en el corazón de Roma. Solo podrán salir de la Capilla Sixtina para cenar y descansar en la Casa de Santa Marta, sin abandonar en ningún momento el recinto vaticano ni mantener contacto con el exterior, bajo pena de excomunión.
Con la mirada del mundo puesta sobre el humo de la Capilla Sixtina, la Iglesia Católica inicia una nueva etapa en busca del sucesor de Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia.