El consumo de agua mineral ha crecido de forma notable en los últimos años, impulsado por la percepción de que es más saludable que el agua potable regular. Sin embargo, mientras algunos expertos resaltan sus beneficios, otros advierten sobre ciertos riesgos que vale la pena considerar.
El agua mineral es aquella que proviene de manantiales subterráneos y que contiene una concentración natural de minerales como calcio, magnesio, sodio y bicarbonatos. En algunos casos, también es gasificada de forma natural o artificialmente. Su composición la hace una opción popular entre quienes buscan una hidratación con un «plus» nutricional.
Beneficios comprobados
Entre los beneficios del agua mineral, especialistas en nutrición destacan su capacidad para:
- Reponer minerales esenciales que el cuerpo pierde a través del sudor o la orina
- Favorecer la digestión, especialmente cuando contiene bicarbonato
- Fortalecer huesos y dientes, gracias al contenido de calcio
- Contribuir a una mejor salud cardiovascular, al incluir magnesio, que ayuda a regular la presión arterial
Además, el agua mineral carbonatada puede ayudar a algunas personas a sentirse más saciadas, lo que podría ser útil en dietas de control de peso.
Riesgos potenciales
Sin embargo, no todo lo que brilla es saludable. El consumo excesivo de agua mineral también puede representar ciertos riesgos:
- Algunas marcas contienen altos niveles de sodio, lo que puede ser perjudicial para personas con hipertensión o problemas renales.
- El dióxido de carbono en el agua gasificada puede generar molestias digestivas, como inflamación o acidez.
- El consumo frecuente puede erosionar el esmalte dental, especialmente si el pH es bajo.
- Y, finalmente, el impacto ambiental del embotellado y transporte de agua mineral genera preocupaciones crecientes en términos de sostenibilidad.
El equilibrio es clave
Especialistas recomiendan leer las etiquetas y consultar con profesionales de la salud antes de hacer del agua mineral la principal fuente de hidratación. En personas sanas y con consumo moderado, puede ser una alternativa válida, pero nunca debe sustituir el agua natural como bebida base del día a día.