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[VIDEO] Tiempo de Cine: Jurassic World “Rebirth”

Por Hares Barragán

Cuando Universal Pictures anunció Jurassic World: Rebirth, muchos pensaron que estábamos ante otro intento desesperado por exprimir una franquicia que ya había mostrado claros signos de agotamiento. Después del caos de Dominion, que ni los dinosaurios ni los actores originales pudieron rescatar, la expectativa era baja. Sin embargo, esta nueva entrega sorprende, no por revolucionaria, sino por entender que el regreso a lo básico puede ser el camino más sensato cuando ya lo has intentado todo.

La película entrega lo que promete, dinosaurios en acción, persecuciones, rugidos en sonido envolvente y una estética que homenajea al Spielberg de los años 90. Hay escenas que recuerdan al terror contenido de Jaws, al suspenso del primer Jurassic Park, y secuencias filmadas con un cuidado visual notable. La dirección opta por volver a lo visceral, con tomas cerradas y ambientes oscuros que nos hacen sentir vulnerables ante la amenaza prehistórica. Esta vez, los dinosaurios no son mascotas ni villanos de videojuego, vuelven a ser fuerzas indomables de la naturaleza.

El elenco también cumple. Scarlett Johansson aporta solidez a un personaje que, sin ser particularmente profundo, al menos tiene momentos de liderazgo. Pero la verdadera sorpresa es Jonathan Bailey, cuya interpretación carismática y su look de “científico cool con lentes pequeños” se volvió viral en redes incluso antes del estreno. Su personaje logra conectar con la audiencia y equilibra bien el tono entre la acción y el humor sin volverse una caricatura. Es refrescante ver caras nuevas que no están atadas al peso de los personajes de entregas pasadas.

Sin embargo, no todo es color de rosa. El principal problema de Rebirth es el mismo que ha arrastrado la franquicia desde hace años: un guion sin alma. La trama, aunque funcional, no arriesga nada. No hay giros narrativos inesperados, ni conflictos emocionales que nos importen realmente. Los personajes están bien, pero no dejan huella. Hay escenas que parecen puestas por checklist: el niño perdido, la carrera contra el tiempo, el villano corporativo. Todo está donde tiene que estar, pero nada resuena más allá del momento.

Y luego está el diseño del nuevo híbrido, el llamado “Distortus Rex”, que pretende ser la gran amenaza. Parece que la franquicia sigue sin aprender que cuanto más inventados se ven los dinosaurios, menos miedo dan. El exceso de CGI en ciertos momentos también rompe con la atmósfera realista que la película trata de construir. Es como si la cinta diera dos pasos hacia el suspenso clásico y uno hacia el espectáculo innecesario.

Aun así, sería injusto negar lo evidente: Jurassic World: Rebirth es mucho mejor de lo que podíamos esperar. No es una obra maestra, ni redefine la saga, pero sí es una entrega sólida, entretenida, y, por momentos, emocionante. Es una corrección de rumbo, un acto de humildad cinematográfica en una franquicia que se había creído infalible.

¿Vale la pena verla? Sí, si lo que buscas es emoción pura, nostalgia bien aplicada y un par de escenas que te recuerden por qué amaste los dinosaurios en primer lugar. ¿Te cambiará la vida? No. ¿Revivirá el espíritu de 1993? Tampoco. Pero al menos, por unas dos horas, volverás a sentirte pequeño ante criaturas gigantes, y eso, en este mundo de superhéroes reciclados y fórmulas saturadas, ya es mucho decir.