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Carretera 57, foco rojo de asaltos a migrantes potosinos

Se trata de una operación sistemática, ejecutada con precisión y frialdad

Mientras en Estados Unidos miles de migrantes potosinos trabajan jornadas extenuantes para enviar recursos a sus familias, al regresar a su tierra se enfrentan a un panorama de violencia y abandono. La Carretera 57, antes símbolo de esperanza y conexión entre el norte y San Luis Potosí, hoy es un corredor de riesgo donde se multiplican los asaltos a paisanos que vuelven a reencontrarse con sus raíces.

Los testimonios de las víctimas revelan un patrón casi calcado: tres vehículos se colocan en formación tipo jauría, interceptan a los viajeros, los rodean y, encañonándolos con armas de fuego, los despojan de todo lo que llevan. Lejos de ser hechos aislados, se trata de una operación sistemática, ejecutada con precisión y frialdad, que muestra la impunidad con la que operan estas células criminales.

Lo más alarmante es que la hipótesis más aceptada entre autoridades y activistas es que estas emboscadas son la respuesta de redes delictivas ante la disminución del tráfico de migrantes. Ante la baja de ese negocio, los grupos criminales han redirigido su operación hacia el robo armado en carretera, como si se tratara de una estrategia empresarial que ajusta su mercado sin restricción alguna.

Para los paisanos, el anhelado reencuentro con su tierra se convierte en una trampa: lejos de recibir abrazos o una bienvenida, enfrentan la peor cara de la inseguridad. Entre la impunidad y la falta de vigilancia, la Carretera 57 ha dejado de ser la ruta del progreso para convertirse en un territorio de riesgo para quienes más aportan a la economía local con su esfuerzo y remesas.