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Un trabajo entre el miedo y la humillación: la realidad de los recolectores de basura

Amenazas, humillaciones y condiciones laborales deplorables son el pan de cada día

Mientras la administración municipal de Matehuala proyecta una imagen de eficiencia y armonía en sus labores de limpieza, la realidad que enfrentan los trabajadores recolectores de basura contrasta drásticamente con esta fachada pulcra. Amenazas, humillaciones y condiciones laborales deplorables son el pan de cada día para quienes, a pesar de su fundamental labor, ven empañado su espíritu al inicio de cada turno. Los camiones que deberían ser sus aliados se convierten en su mayor adversario. Lejos de estar en óptimas condiciones, representan un volado cada mañana.

La incertidumbre de si la unidad encenderá es solo el primer obstáculo. Una vez en marcha, la angustia persiste, se preguntan si soportará el vehículo la jornada completa. La falta de luces funcionales agrava la situación, convirtiendo los días de lluvia en un verdadero calvario, pues el Ayuntamiento no destina recursos ni siquiera para algo tan básico como unos limpiaparabrisas. La seguridad personal es otro punto de grave preocupación. Los chalecos, guantes y demás equipos de protección que el Ayuntamiento de Matehuala exhibe orgullosamente en sus publicaciones son, según los propios afectados, mero trámite para la fotografía.

El trabajo es rudo y los deteriora rápidamente, la reposición corre por cuenta de los empleados. La desestabilidad emocional y económica se agrava al no poder solicitar estos insumos a Servicios Públicos Primarios. Intentar hacerlo implica una amenaza directa de despido, ejecutada por un supervisor identificado como “Rigo”, quien, de acuerdo con los testimonios, cuenta con el respaldo del director del área, Fernando Sosa. Estos trabajadores se encuentran atrapados entre el miedo a perder su empleo y la humillación de trabajar en condiciones tan precarias.

La incertidumbre sobre el sustento familiar y la educación de sus hijos se convierte en una herramienta de presión en manos de quienes, actúan como “verdugos” bajo la administración del presidente municipal Raúl Ortega Rodríguez. “¿Qué ganan con esto?”, se preguntan los trabajadores. Para ellos, no es entendible la dificultad de proveer camiones funcionales y equipo adecuado para tan necesaria actividad. Observan con tristeza cómo diversas colonias acumulan suciedad y cómo los ciudadanos, ajenos a su calvario, se quejan por la falta de servicio.

Sienten el peso de la culpa que no merecen, pues a diario se esfuerzan por cumplir con su tarea de transportar los desechos al relleno sanitario, soportando reclamos directos de una ciudadanía que desconoce las adversidades que enfrentan incluso antes de comenzar su jornada. La frustración es un sentimiento constante, mientras la indiferencia del gobierno municipal parece ignorar el deterioro de la limpieza en Matehuala. Con la esperanza puesta en el futuro, los recolectores aguardan el cambio de administración, anhelando la llegada de nuevos dirigentes que, con un mínimo de empatía, puedan brindarles las condiciones dignas que merecen para realizar su esencial labor.