La eterna pregunta entre los amantes de los animales sobre si los perros o los gatos son más inteligentes no tiene una respuesta absoluta, pues depende del contexto, explicó para UNAM Global la profesora Norhan Cortés Fernández de Arcipreste, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.
La especialista señaló que el proceso de domesticación de cada especie ha marcado sus diferencias. Los perros comenzaron a convivir con los humanos hace unos 100 mil años, provenientes de lobos que vivían en manada y cazaban grandes presas, lo que fortaleció su capacidad de cooperación. En contraste, los gatos se acercaron a las personas hace entre 9 mil y 10 mil años, cazando de manera solitaria y conservando un carácter independiente.
Ventajas de cada especie
- Perros: Tienen alrededor de 500 millones de neuronas en la corteza cerebral, frente a los 250 millones de los gatos. Esto les permite asociar ideas y ejecutar tareas más complejas. Además, la crianza selectiva los potenció para funciones específicas como rescate, pastoreo, protección y compañía.
- Gatos: Conservan mayor autonomía y toman la iniciativa de interactuar solo cuando lo desean, lo que refleja su independencia y capacidad de autosuficiencia.
En comunicación y obediencia, el perro lleva ventaja, ya que su vida en grupo les facilita interpretar a las personas y aprender trucos con rapidez. Los gatos, en cambio, muestran más autonomía, aunque son menos fáciles de entrenar.
La académica de la UNAM recalcó que no se puede hablar de un “ganador”, ya que se trata de especies distintas con formas propias de inteligencia: los perros destacan en empatía, obediencia y colaboración, mientras que los gatos resaltan por su independencia y autosuficiencia.