En la trama del huachicol fiscal, cada vez suena con más fuerza el nombre del empresario potosino Arnold Rojas Tame, a quien algunos periodistas nacionales han bautizado como “El señor de los tanques”.
La capacidad de este joven de 32 años para transportar combustibles vía furgones de ferrocarril ha sorprendido a propios y extraños, no solo por la logística perfecta que diseñó, sino por la habilidad empresarial con la que tejió un conglomerado de compañías en México y en Estados Unidos para no pagar impuestos.
Rojas Tame ha permanecido en silencio ante los señalamientos que lo ligan con los hijos de Andrés Manuel López Obrador, con quienes, se dice, se habría reunido hace cosa de un año en un restaurante de la Ciudad de México.
En San Luis Potosí, el nombre de este muchacho se menciona en casi todas las mesas de café. Ahora resulta que todos lo conocían, pero no son, ni mucho menos eran, sus amigos, aunque cuentas de Instagram aún reportan imágenes de sus reuniones sociales, su boda, sus viajes y sus fiestas con amigos.
El señor de los tanques es un objetivo del Gobierno Federal. El príncipe del huachicol, como también se le ha llamado, no solo resultó un hombre inteligente; tenía un vínculo con su suegro, un general de división en retiro de nombre André Foullón.
El aseguramiento de 10 millones de litros almacenados en tanques ubicados en Tampico prendió las alarmas de las autoridades federales por su casi impecable proceso administrativo y tributario. En el entramado, en el que también se implica a Carolyne Adams, esposa de José Ramón López Beltrán, aparecen algunos petroleros norteamericanos y el intrépido Rojas Tame.
A media semana, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, advirtió que en las investigaciones “van al fondo” y que, en las siguientes semanas y meses, van a detener a muchas personas. Culpable o no, Rojas Tame está en la mira de lo que parece ser el némesis de la presidenta Claudia Sheinbaum, ansiosa de aniquilar al senador Adán Augusto López.
El gobierno de la primera presidenta de México está llegando a su punto de quiebre, en un episodio de la política mexicana donde, como siempre, hay muertes convenientes, daños colaterales y chivos expiatorios. En esta ocasión, Sheinbaum se juega el todo por el todo, exhibiendo a su antecesor y mecenas, Andrés Manuel López Obrador, quien emerge como el gran monstruo de la corrupción, el crimen organizado y el mayor saqueo jamás sufrido por la nación: 177 mil millones de pesos tan solo por evasión de impuestos del huachicol fiscal.
Claudia tiene a un solo hombre leal a su lado: Omar García Harfuch. El expresidente Andrés Manuel aún conserva el andamiaje que construyó durante 21 años.
La fiera está herida y hay que esperar su reacción. ¡Dios reparta suerte!
P.D.1.– La UASLP sigue siendo un codiciado manjar para los grupos políticos. Eso no es nuevo; siempre hay intromisiones, solo que nadie quiere repetir la historia de violencia que terminó con la muerte de Jorge Mena aquel 9 de mayo de 1985. Que no se atrevan los burdos diputados y funcionarios a prender la llama que después no podrán apagar.
P.D.2.– Concluidos los informes de gestión del gobernador y presidentes municipales, al margen de las encuestas que todos presumen, lo cierto es que hay dos alcaldes que marcan ritmo: Enrique Galindo, de la capital potosina, y Juan Manuel Navarro, de Soledad.
P.D.3.– Hay un pleito bien sabroso en la realeza del Potosí donde, se dice, anda metiendo las narices un influyente hombre que se dice cercano al gobernador Ricardo Gallardo. No tarda en reventar la disputa.
P.D.4.– Si lo del huachicol fiscal levanta cejas, esperen a conocer los entramados de la corrupción en el cobro de pensiones, cuyo destino no son los adultos mayores, sino funcionarios de medio pelo que se reportan directamente con los delegados del Bienestar. El de San Luis Potosí no oculta su bonanza económica.
Hasta la próxima.