Una coalición internacional de científicos y 119 organizaciones emitió un comunicado para expresar su preocupación por la operación de la primera granja de pulpos en México, ubicada en Sisal, Yucatán. El proyecto, impulsado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue desarrollado en colaboración con familias locales bajo el nombre comercial “Moluscos del Mayab”, con el objetivo de producir y vender “pulpo baby” como producto de exportación.
Sin embargo, los colectivos firmantes instan a la UNAM a cancelar la iniciativa por considerarla incompatible con los principios de sostenibilidad y conservación que la institución promueve. Los opositores advierten sobre graves problemas de bienestar animal, riesgos sanitarios y contradicciones con la evidencia científica disponible respecto a la biología y comportamiento de estos cefalópodos.
De acuerdo con el comunicado, la granja registra una tasa de mortalidad del 52%, de la cual aproximadamente el 30% corresponde a casos de canibalismo entre los ejemplares. Las organizaciones afirman que el sistema de cría intensiva es incompatible con la naturaleza de los pulpos, animales solitarios, carnívoros y territoriales por instinto.
“Mantenerlos en cautiverio en granjas, donde no pueden cazar y deben compartir un espacio reducido y estéril, contradice sus necesidades biológicas básicas”, señaló Catalina López, directora de la Aquatic Animal Alliance, organización que lidera la campaña “No a las granjas de pulpos” en México.
La evidencia científica ha demostrado que los pulpos poseen un alto nivel de complejidad cognitiva: son capaces de resolver problemas, utilizar herramientas e incluso experimentar emociones como dolor, estrés y angustia. Expertos en biología marina y medicina veterinaria advierten que mantenerlos en sistemas de producción masiva puede provocarles sufrimiento extremo, automutilación o agresión entre individuos.
La coalición exige que el proyecto sea reevaluado y que las autoridades ambientales y académicas prioricen alternativas sustentables que no comprometan el bienestar de especies altamente sensibles como el pulpo maya.