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¿Sabías que la muerte por ahogamiento no duele, pero es una de las más angustiantes que existen?

El cuerpo entra en pánico yotal

Cuando una persona se está ahogando, su cuerpo entra en pánico total. Durante los primeros 60 a 90 segundos lucha desesperadamente por mantenerse a flote y respirar. Cada intento de inhalar solo mete más agua a sus pulmones. Tose, traga y vuelve a aspirar… hasta que el oxígeno deja de llegar.

El agua en las vías respiratorias provoca una sensación intensa de ardor y presión en el pecho, mientras el cuerpo pelea por sobrevivir. Pero cuando el cerebro empieza a quedarse sin oxígeno, llega algo inesperado: una falsa calma.
Ya no hay fuerza para luchar. La conciencia se apaga lentamente.

Lo que sigue no es paz, sino el silencio del cerebro apagándose.
El corazón late cada vez más despacio… hasta que finalmente se detiene.

Una muerte sin dolor físico, pero con una angustia que ningún ser humano olvidaría si pudiera contarlo.