La estupidez humana volvió a superar todos los récords. En Monterrey, Nuevo León, un genio de nombre Víctor Manuel “N”, acompañado de otro igual de brillante (aún no identificado), decidió que sería buena idea grabarse forzando a su propio perro a beber alcohol… porque claro, ¿qué podría salir mal, verdad?
El “chistesito” lo subieron a redes, pensando seguramente que el maltrato animal es una especie de contenido cómico. Pero no, lo único que consiguieron fue demostrar que la crueldad y la ignorancia.
Como era de esperarse, los defensores de animales y la ciudadanía en general reaccionaron con indignación y coraje. Exigen que las autoridades actúen y castiguen a estos sujetos.
Porque si algo quedó claro una vez más, es que la estupidez humana no tiene límites… pero debería tener consecuencias.






