En Matehuala, donde la pasión deportiva se nutre de esfuerzo y comunidad, dos hermanos han convertido su sueño infantil en una misión de vida. Phortos y Doble Antifaz, luchadores orgullosamente matehualenses, no solo suben al ring, también dedican su tiempo a formar nuevas generaciones, desde niños hasta adultos, a través de las funciones y entrenamientos que ellos mismos organizan.
Su historia comenzó como empiezan los sueños más sinceros, frente a una pantalla. “Encontré el deporte cuando empecé a ver las luchas en internet en 2005; conocí a Rey Misterio, el estilo de Místico, y nos enamoramos de la lucha libre. Influencié a mi hermano y, después de años de entrenar, pudimos hacernos luchadores”, recuerda Phortos, quien encontró en ese mundo de máscaras y acrobacias una vocación que jamás lo abandonó.
Su camino formal inició en la escuela de Sombra Guerrera, su primer maestro. “Yo llegué primero, después mi hermano, pero casi empezamos al mismo tiempo. Anunciaron entrenamientos en la Caja de Agua, y desde ahí comenzamos”, cuenta. El esfuerzo rindió frutos, Phortos debutó en 2018 y Doble Antifaz en 2020, este último en plena pandemia, en una función transmitida por redes sociales y sin público. Un año después, por fin pudo sentir el rugido de la afición.
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Pero el camino no ha sido fácil. Entre funciones, viajes y entrenamientos, ambos cargan con las marcas que deja el ring. “Cargamos con lesiones a diario; el ring es tabla y tenemos heridas que nos van a acompañar siempre”, explica Phortos. Entre las más duras: una fractura en el tobillo tras un salto fallido desde el esquinero, e inflamación de cervicales luego de clavarse de cabeza en una de sus primeras luchas en la capital potosina.
Aun así, las satisfacciones han sido mayores. Phortos recuerda con orgullo su primera lucha con Diamante Azul, luchador matehualense que le enseñó la base del combate. También ha enfrentado a figuras como Jack Evans, Rayo de Plata Jr. y Trébol Negro Jr. Por su parte, Doble Antifaz sueña con medirse algún día con Pentagón y Rey Misterio, ídolos que lo inspiraron desde niño.
Detrás del personaje hay identidad. El nombre de Phortos surgió de su amor por Los Tres Mosqueteros, y su máscara, que él mismo diseñó, pues es diseñador gráfico, porta una cruz medieval en colores rojo, azul, negro y blanco. Por su parte, el nombre de Doble Antifaz fue idea de su hermano, y su máscara reúne detalles de sus ídolos: Místico, Psicosis y otros que marcaron su inicio.
Hoy, los hermanos no solo luchan por ellos, sino por la comunidad. Dirigen una escuela donde enseñan técnica, disciplina y valores a nuevas generaciones. “Tenemos la tarea de seguir cuidando nuestro espacio; el ring se dañó por las lluvias recientes y nuestro objetivo ahora es ponerle techo”, explican con la misma determinación que muestran en el cuadrilátero.
Y como premisa para “El Tiempo del Altiplano”, anuncian el esperado regreso de los Infierno Rockers el 20 de diciembre, función donde Doble Antifaz apostará su máscara contra el campeón actual Dark Suicida, un reto que marcará un antes y un después en su carrera.
Al final, los hermanos agradecen a la afición matehualense y a los promotores de todo el estado que han creído en ellos. Porque si algo han aprendido es que la lucha libre no solo se practica arriba del ring, también se construye con el apoyo de una comunidad que los ha acompañado en cada caída, en cada ovación y en cada sueño que sigue creciendo.