La crisis en el mercado del frijol continúa agudizándose en el Altiplano, donde los únicos compradores de la región mantienen ofertas tan bajas que hacen insostenible la actividad agrícola. Agricultores de Villa de Ramos denunciaron que el precio máximo que les ofrecen actualmente es de 9 pesos por kilogramo, muy por debajo del costo real de producción y lejos de los 27 pesos que, afirman, pueden pagar las integradoras cuando existe organización y competencia justa.
Debido a esta situación, el flujo del producto permanece detenido. Los productores explicaron que, ante la falta de organización de las integradoras para fijar precios más justos y competitivos, el frijol no está llegando a los consumidores finales. El estancamiento afecta no solo a quienes cultivaron y cosecharon, sino a toda la cadena agrícola y comercial.
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Los campesinos señalaron que la falta de regulación y de acuerdos entre las integradoras ha permitido que los compradores fijen unilateralmente precios abusivos. Bajo estas condiciones, vender el producto representaría pérdidas económicas significativas, por lo que muchos han decidido mantener sus bodegas llenas en espera de que la situación cambie.
Agricultores advirtieron que, si no se corrige esta práctica y no se restablece un esquema de precios justo, el frijol del Altiplano podría perder competitividad en el mercado, afectando a cientos de familias que dependen de esta cosecha como principal actividad económica.