Circular por carreteras en México se ha convertido en una actividad de alto riesgo, y uno de los tramos donde el peligro es permanente es la carretera Matehuala–Monterrey, considerada por transportistas y automovilistas como una de las más peligrosas del país tanto por la inseguridad como por las condiciones de manejo.
De acuerdo con cifras nacionales, tan solo en 2024 se registraron más de 24 mil robos de carga, una crisis que ha impactado directamente a las rutas del norte, donde los asaltos violentos contra transportistas y familias se han vuelto cotidianos. En este contexto, el tramo Matehuala–Monterrey destaca por la alta presencia de grupos delictivos, que operan con total impunidad.
Usuarios de la vía señalan que los asaltos ocurren a todas horas, incluso durante la mañana, lo que demuestra el control de la zona por parte de la delincuencia y la nula presencia de la Guardia Nacional, que pocas veces se observa en recorridos de vigilancia. Transportistas afirman que, aun viajando en caravanas, son vulnerables a bloqueos, despojos y agresiones armadas.
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Además de la inseguridad, la carretera presenta un riesgo adicional por su trazo, una larga recta que, combinada con las altas temperaturas, favorece la somnolencia y la pérdida de atención del conductor, incrementando la probabilidad de accidentes por alcance y salidas del camino. La falta de infraestructura de descanso y la poca iluminación nocturna agravan los peligros.
Empresarios del transporte, familias viajeras y habitantes del Altiplano Potosino han pedido en reiteradas ocasiones un refuerzo urgente de seguridad, así como mejoras en la infraestructura carretera. Sin embargo, los recorridos siguen marcados por el miedo y la incertidumbre.
Mientras no haya vigilancia efectiva ni acciones coordinadas, la Matehuala–Monterrey seguirá siendo una ruta altamente violenta, donde conducir implica exponerse a asaltos, accidentes y a un entorno de riesgo constante.






