La sobreexplotación del acuífero Vanegas-Catorce y el incremento en la extracción de agua para la agroindustria se han convertido en una problemática que trasciende el impacto ambiental. Investigadores advierten que esta crisis también afecta una relación simbólica milenaria entre el agua, la tierra y la espiritualidad que constituye la base de la cosmovisión Wixárika, profundamente vinculada al territorio de Wirikuta.
Entre ambas regiones se ubica el trayecto ritual que cada año recorre el pueblo wixárika a lo largo de los cinco puntos cardinales, un recorrido que renueva el equilibrio del mundo según su tradición. Especialistas señalan que, a lo largo de este viaje, el agua adquiere múltiples formas: lo que en la costa es mar oscuro y salado, en Wirikuta se transforma en rocío, vapor y luz. Es el paso simbólico de la palabra-agua a la palabra-fuego, del territorio nocturno a la claridad del día, de lo oculto a lo visible.
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De acuerdo con el documento “Cuando la noche vuelve al desierto: el camino al colapso hidrológico en Wirikuta”, la presión sobre el acuífero pone en riesgo la continuidad de este equilibrio, tanto ecológico como cultural. El análisis hidrogeológico explica que el sistema depende principalmente de la recarga que ocurre en las laderas fracturadas de la Sierra de Catorce, donde las lluvias orográficas logran infiltrarse hacia los depósitos carbonatados que nutren los manantiales y pozos del valle.
Desde la perspectiva de la hidrología de sistemas montañosos, se detalla que esta zona es clave por dos mecanismos de recarga, el de frente montañoso, donde los arroyos efímeros pierden parte de su caudal al infiltrarse en la tierra; y el de bloque montañoso, que corresponde a flujos subterráneos profundos esenciales para la estabilidad hídrica del territorio. La alteración de estos procesos coloca a Wirikuta ante un riesgo creciente de colapso hidrológico.
