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Raúl Ortega y la fallida FEREMA que exhibió su incapacidad para gobernar

Raúl Ortega se mostró inoperante, incapaz de tomar decisiones y a la espera de que el gobernador resolviera el problema, para después intentar colgarse el crédito

Lo ocurrido con la Feria Regional de Matehuala (FEREMA) no es un hecho aislado ni un simple tropiezo administrativo. Es, una vez más, la evidencia clara de la inoperancia con la que varios alcaldes gobiernan en el Altiplano potosino, donde la improvisación ha sustituido a la planeación y la responsabilidad pública.

Días antes, el alcalde de Matehuala, Raúl Ortega, presentó con bombo y platillo una supuesta feria que, según su discurso, estaría respaldada por la Feria Nacional Potosina (FENAPO). Nada nuevo. Este mismo esquema ya se había logrado con éxito en otros municipios como Cedral a lo largo de este año. Ortega se dejó llevar por la idea de que la FENAPO resolvería todo, como si bastara colgarse de un nombre para garantizar el éxito de un evento de esta magnitud.

La realidad alcanzó muy pronto al discurso. Desde tempranas horas del viernes 26 de diciembre comenzaron a circular reportes de que los juegos mecánicos estaban siendo retirados del recinto ferial. La rueda de la fortuna, que apenas había sido instalada el jueves 25, fue desmontada la mañana del viernes. Al mismo tiempo, comerciantes comenzaron a desalojar sus puestos, dejando atrás un escenario de confusión, enojo y desconcierto entre los ciudadanos que acudieron esperando una feria que nunca arrancó.

Poco después de las 15:00 horas, el grupo de fans de “Los Dos Carnales” informó que el concierto programado para la feria quedaba cancelado, señalando que la decisión se debía a cuestiones ajenas tanto a la agrupación como a la disquera Afinarte Music.

Para las 16:00 horas, los vehículos que transportaban los juegos mecánicos se dirigieron a cargar combustible para emprender el regreso a su ciudad de origen, marcando de facto el final de la supuesta feria. Durante toda la tarde, el recinto permaneció desolado, espacios vacíos, sin música, sin actividad y sin autoridad que diera la cara.

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A las 18:00 horas se convocó a una rueda de prensa encabezada oficialmente por Raúl Ortega. Sin embargo, el alcalde guardó silencio absoluto. Quien habló fue Christian Loera, director de Comunicación Social, quien, leyendo un documento, aseguró que la feria sería “pospuesta” y no cancelada. No hubo espacio para preguntas, no hubo explicaciones y no hubo autocrítica. Raúl Ortega se retiró del lugar sin pronunciar una sola palabra.

La escena del día siguiente fue todavía más lamentable. En una rueda de prensa, el alcalde no ofreció información clara ni asumió responsabilidad alguna. En lugar de ello, optó por victimizarse, asegurando entre lágrimas que es objeto de ataques y que todo forma parte de una “campaña negra” en su contra.

En toda la historia de la FEREMA, pocas veces, si es que alguna, se había visto algo similar, una feria improvisada, sin planeación, sin acuerdos sólidos y sin liderazgo. Raúl Ortega se mostró inoperante, incapaz de tomar decisiones y a la espera de que el gobernador resolviera el problema, para después intentar colgarse el crédito. Pero gobernar no es improvisar, ni mucho menos delegar la responsabilidad y esconderse cuando las cosas salen mal.

No es tan sencillo como “cambiar la fecha y listo”. Una feria regional implica logística, contratos, seguridad, comercio y, sobre todo, seriedad. Nada de eso estuvo presente.

La ciudadanía está cansada de la inoperancia, de alcaldes que no dan la cara y de gobiernos municipales que funcionan a base de ocurrencias. Hoy, lo impensable se volvió realidad, se cancela la FEREMA 2025–2026, dejando al descubierto no solo el fracaso de un evento, sino el fracaso de una forma de gobernar que ya agotó la paciencia de Matehuala.