En el mundo entero la clase empresarial siempre pone condiciones a los gobiernos, algunos son bastante grotescos, otros son finos y otros más se mimetizan con el poder político pero mantienen inmaculada su imagen.
En México esa categoría la tienen Carlos Slim que ha llegado a ser el hombre más rico del mundo, propietario de grupo Carso, Telmex, Sears, Sanborns, Emilio Azcárraga, dueño de televisa, Ricardo Salinas Pliego. La tuvo en su momento German Larrea, presidente de grupo México y Jorge Vergara, el legendario dueño del equipo de fútbol Las Chivas Rayadas del Guadalajara, Alejandro Baillères dueño de grupo Peñoles y el Palacio de Hierro, entre otros.
En San Luis Potosí, los empresarios poderosos siempre han influido en el quehacer político, han llegado a imponer gobernadores y también a conspirar para derrocarlos.
Nunca fueron pro gallardistas, pero conocen el poder de un gobernador y tras dos años de escarceos, la invención del Consejo Potosí y rounds de tanteo, Ricardo Gallardo Cardona y los llamados “tiburones” han decidido unir esfuerzos para crear obras de infraestructura que tienen dos propósitos: Ayudar en la movilidad de la zona metropolitana y darle al gallardato un sello constructor que lo hará trascender mas allá de los programas sociales que lo hicieron llegar al poder.
El círculo de los “tiburones” es reducido, cinco, tal vez seis lo integran, todos ellos forman parte del Consejo Potosí pero, como en todo, se impone la experiencia y el colmillo político de los que, a lo largo de 30 años, se volvieron dueños de medio San Luis, de organismos empresariales y voces influyentes en los gobernadores a la hora de tomar decisiones.
Carlos “Chato” López Medina es de entre los tiburones el mas astuto y suele imponer sus prioridades de tal manera que los gobernadores terminan cediendo totalmente a sus designios sin siquiera darse cuenta y todavía le dan las gracias rebosantes y copeteadas.
López Medina es el cerebro desarrollador de zonas residenciales, más hábil de todos los tiempos en San Luis Potosí, se hizo de una concesión para prestar el servicio agua en la zona diamante de San Luis Potosí (Aguas del Poniente) cobra puntualmente pero no paga al Gobierno, que es el receptor de ese recurso, mismo que se triangula vía Interapas, dinero del que el organismo no ve un solo centavo; la historia tiene 15 años, la deuda, cientos de millones que la CEA ni nadie quieren cobrar.
López Medina es altamente influyente desde hace más de 30 años. Su incursión en la política comenzó cuando se convirtió en presidente de la COPARMEX en aquel tiempo conoció y aprendió el uso y aprovechamiento de los entretelones del poder.
Casi sin sentirlo, el poderoso empresario se apoderó del Consejo Potosí creado como un organismo asesor del Gobierno del Estado para incluirlos en una adminsitración por la que no apostaron.
La semana pasada el gobernador publicó una fotografía en la que informaba que se había reunido con el Consejo Potosí. En la imagen, reducida a cuatro integrantes, aparecen: Carlos López Medina, Félix Bocard, Jacobo Payan Espinosa y Juan Carlos Valladares Eichelman.
El lunes Ricardo Gallardo anunció cambio de planes en la construcción de grandes obras de infraestructura, lo que sobre papel se hace fácil.
Lo difícil es convencer al dueño de grupo Valoran, Vicente Rangel Mancilla, que siempre no se puede concluir la Vía Alterna mediante una esquema de Asociación Público Privada, porque la contrapropuesta de los tiburones le convenció mas.
Vicente Rangel ha sido un empresario astuto. El toranzato y el carrerato comieron de su mano. Hicieron negocios multimillonarios y jugaron a su antojo con el terreno de que darían a la Ford. Ese es tema con trato aparte.
Si alguna rivalidad había entre Vicente Rangel Lozano y Carlos López Medina, ahora se refuerza con Rangel Mancilla porque todo indica que “El Chato” le reventó un muy buen negocio apartando al gobernador de la idea de concluir la obra de la Vía Alterna que fue una promesa incumplida del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los grupos empresariales han tenido históricas y rancias peleas, principalmente por la especulación del suelo.
A toda acción corresponde una reacción, y hay quienes dicen que Rangel tiene una As bajo la manga que “El Chato” y su grupo no tienen en su radar.
Vamos a ver cómo se disputan el amor del gallardato en los siguientes años estos dos poderosos empresarios.