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Guillermo Abascal: la apuesta sin carta de presentación del Atlético de San Luis

Todo parece indicar que Atlético de San Luis ya tiene entrenador. El reemplazo de Domènec Torrent se llama Guillermo Abascal. ¿Quién? Perdón, a ver… no me malinterpreten. Al final del día, como suele suceder en este deporte, se le dará el voto de confianza. Se dirá que «hay que esperar», que «el fútbol da sorpresas», que «hay que dejarlo trabajar». Pero lo que nadie puede negar, y sería un error hacerlo, es que Abascal llega con un cartel francamente pobre.

Los defensores del nuevo proyecto dirán que Torrent y Jardine también llegaron sin gran cartel. Y sí, a simple vista puede parecer un argumento válido. Pero si uno se detiene a revisar los antecedentes, la diferencia es clara y contundente. Jardine llegó como campeón olímpico con la selección brasileña, un técnico que sabía manejar vestidores con talento y presión. Torrent, por su parte, no solo fue entrenador del Galatasaray, sino que además cargaba con un currículum como mano derecha de Pep Guardiola en el Bayern Múnich y el Manchester City. Eso no es poca cosa.

¿Y Abascal? Bueno, el panorama es muy diferente. Su carrera comenzó como auxiliar técnico en el Basilea de Suiza, club que le dio su primera oportunidad como entrenador interino en 2022. Dirigió apenas 16 partidos. Después de eso, encontró una oportunidad más seria en el Spartak Moscú, donde se mantuvo por casi dos temporadas (2022-2024), con 74 partidos dirigidos. Es, sin duda, su experiencia más sólida hasta ahora. ¿Los resultados? Irregulares. Ni éxitos rotundos ni fracasos escandalosos. Luego vino su aventura más reciente en el Granada de la Segunda División española. Apenas seis partidos después de su llegada, fue destituido. No le tuvieron paciencia… o quizás no mostró lo necesario para que se la tuvieran.

Entonces, ¿qué viene ahora? ¿Qué puede esperar la afición potosina? ¿Realmente había tantas opciones como para llegar a esta elección? ¿O fue una apuesta desesperada, una jugada de bajo costo? Y es que aquí hay un punto clave: a San Luis podría llegar el mismísimo Guardiola, pero si no se arma un plantel competitivo, si no se refuerzan las zonas débiles, si no se retiene a las piezas clave, de nada servirá. El problema no es solo quién dirige desde la banca, sino quién juega en la cancha.

Las preguntas son muchas. ¿Se va Sanabria? ¿Se va Dourado? No lo duden. La directiva encabezada por Iñigo Regueiro ha demostrado que ningún jugador es intocable. Le da igual si es el capitán, el más querido por la afición o el que mantiene el equilibrio en el campo. Si hay una oferta que conviene al club, léase: a las finanzas, se acepta sin contemplaciones. Así de claro.

Lo preocupante es que, en medio de todo este vaivén, parece no haber un proyecto a largo plazo. Torrent llegó con promesas que no se cumplieron. Se habló de estilo, de identidad, de una visión europea. Al final, el equipo se desdibujó. ¿Ahora con Abascal se intentará lo mismo? ¿O simplemente se contrató a alguien por disponibilidad y conveniencia económica?

El Atlético de San Luis sigue siendo un club con un techo bajo. La afición, fiel pero escéptica, ya no se emociona con cualquier anuncio. Ya no compra promesas ni apellidos extranjeros. Y con justa razón. El equipo necesita resultados, pero también estabilidad, coherencia y un verdadero sentido de pertenencia.

Guillermo Abascal no la tiene fácil. Llega sin grandes credenciales, a un entorno desconfiado, con un plantel por definirse y con una directiva que rara vez se detiene a explicar sus decisiones. ¿Tiene potencial? Tal vez. ¿Podrá convertir esa duda en certeza? Esa es la gran incógnita. Por ahora, todo es expectativa, escepticismo y resignación. Veremos si en los próximos meses esa historia empieza a cambiar… o si es otro capítulo más en la larga novela de decisiones cuestionables en el futbol potosino.