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El contraste del San Luis: ellas brillan, ellos dan pena

Por Hares Barragán

Hoy no le vamos a dar tanto foco al equipo varonil, que partido tras partido se ha encargado de demostrar que no tiene plantel, ni entrenador, ni mucho menos directiva. Hoy la prioridad se la gana el Atlético de San Luis Femenil, que acaba de dar una exhibición en Puebla con un contundente seis a cero como visitantes, confirmando que están viviendo un momento histórico que vale la pena reconocer y destacar.

El mérito tiene nombre y apellido: Ignacio Quintana. El estratega ha realizado un trabajo extraordinario al frente del equipo femenil. La temporada pasada lograron 19 puntos, cifra que se convirtió en récord histórico para la institución, y en este torneo, apenas a la mitad, ya suman 16 unidades. A ello se suma una racha de cuatro partidos consecutivos sin conocer la derrota, lo que las mantiene instaladas en puestos de liguilla, un escenario que hace apenas unos torneos parecía impensable.

No hay que olvidar que este camino no ha sido sencillo. Quintana tuvo que lidiar con decisiones administrativas poco populares, entre ellas la separación de piezas importantes del plantel a manos de Adriana Águila, lo que en su momento parecía un golpe letal para la competitividad del equipo. Sin embargo, lejos de derrumbarse, el técnico dio una auténtica cátedra de trabajo, reorganizó al grupo y hoy tiene a las jugadoras no solo peleando por un lugar en la liguilla, sino compitiendo con un futbol convincente y lleno de energía.

Un aspecto que le da aún más valor a lo logrado es la apuesta por el talento joven y local. El ejemplo más claro es el caso de Valeria Zárate, arquera potosina de apenas 18 años, quien se ha afianzado como titular y ya fue convocada por la selección mexicana, además de tener la oportunidad de disputar un partido internacional frente al Barcelona. Este tipo de historias demuestran que el proyecto no solo piensa en el presente inmediato, sino en construir una base sólida de jugadoras que puedan sostener al equipo en el futuro. En una liga donde cuatro equipos parecen destinados a monopolizar los reflectores, ver al Atlético de San Luis femenil competir de tú a tú y aspirar a la liguilla es una verdadera bocanada de aire fresco para la afición.

La cara opuesta de la moneda es, sin duda, el equipo varonil. Una vez más, el conjunto dirigido por Guillermo Abascal dejó una pobre impresión al caer tres a uno contra el actual campeón, Toluca. Más allá del marcador, lo preocupante es la falta total de ideas. Este equipo juega a nada. Su estrategia se reduce a lanzar pelotazos y esperar que Joao Pedro se invente una genialidad para maquillar el desastre. No hay planteamiento, no hay orden, no hay un estilo de juego reconocible.

Y como era de esperarse, la paciencia de la afición llegó a su límite. En el estadio ya no solo se escuchan abucheos dirigidos a Yan Phillipe, ahora el descontento es generalizado y la rechifla es contra todo el plantel. Los seguidores, cansados de un equipo que no responde, han pasado de la indiferencia al enojo abierto, y lo expresan cada vez con más fuerza en las tribunas.

Desde la grada retumbó el cántico “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, una señal clara de que la afición perdió la confianza, de que ya no cree en un grupo que juega sin alma ni compromiso. El descontento popular es un mensaje directo a la directiva, la gente no va a seguir aguantando derrotas y excusas, mucho menos cuando el boleto y la camiseta pesan en el bolsillo del aficionado que cada semana exige dignidad en la cancha.

Este Atlético de San Luis varonil no solo carece de un proyecto deportivo claro, también padece de un manejo cuestionable. Se dejan ir jugadores valiosos en la primera jornada sin que lleguen refuerzos apropiados, se insiste en apostar por futbolistas de expansión que no marcan diferencia y, mientras tanto, los resultados se hunden cada vez más. El aficionado tiene motivos de sobra para sentirse engañado, porque da la impresión de que en la cúpula del club la preocupación por el desempeño deportivo es secundaria.

La llegada de la Fecha FIFA representa una oportunidad inmejorable para tomar decisiones de fondo. Es momento de analizar con seriedad si el proyecto de Abascal tiene futuro o si lo más sensato es pensar en un cambio de dirección técnica antes de que sea demasiado tarde. También es momento de que la directiva se comprometa a traer refuerzos de calidad, que blinde a sus mejores jugadores y que deje de apostar por promesas que nunca cumplen. El contraste es evidente. Mientras el femenil brilla y ofrece esperanza, el varonil naufraga sin rumbo. Una institución que quiere consolidarse no puede permitirse semejante división entre sus equipos. Ojalá el ejemplo del femenil contagie a la otra parte del club, porque de seguir así, San Luis corre el riesgo de tener un equipo que emociona y otro que solo desespera.