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El déjà vu del Atlético: más fichajes, mismos errores

Por Hares Barragán

Se dio a conocer un nuevo fichaje para el Atlético de San Luis: Jahaziel Marchand, mediocampista de 23 años y reciente campeón con Leones Negros. Un jugador dinámico, con buena técnica y proyección, pero, seamos sinceros, su llegada no deja de encender las alarmas, otra vez un futbolista proveniente de la Liga de Expansión. Otra apuesta más. Y ya sabemos cómo termina eso.

No hay nada malo en voltear hacia abajo, al contrario, muchos jugadores de la Liga de Expansión han demostrado calidad, hambre y compromiso. El problema está en la insistencia sistemática del Atlético de San Luis en construir un proyecto con base casi exclusiva en este tipo de fichajes. Desde que se habló de una “reingeniería” deportiva, hemos visto una oleada de incorporaciones provenientes del ascenso, y salvo contadas excepciones, la mayoría ha pasado sin pena ni gloria.

El caso más reciente fue Óscar Macías. Llegó con buenas referencias, incluso con pasado en equipos como Chivas y Tapatío, y sí, él sí logró consolidarse en el medio campo, pero de ahí en fuera ¿Cuántos jugadores de Expansión han llegado con ilusión y salido sin haber marcado diferencia? Muchos. Demasiados. La estadística no miente, y la afición lo sabe: este tipo de fichajes son, en el mejor de los casos, un volado.

Marchand puede ser diferente, sí. Es joven, con buen recorrido en Leones Negros, donde fue pieza clave del título, y se dice que tiene liderazgo dentro del campo. Pero una cosa es destacar en Expansión, y otra adaptarse al ritmo, intensidad y exigencia de la Liga MX. San Luis no necesita una promesa más. Necesita certezas. Un medio de contención consolidado, con jerarquía y voz. Porque hoy, la dupla Macías–Dourado funciona, pero cuando falta uno, el equipo se desarma completamente. Y no se puede depender eternamente de una sola fórmula.

Lo preocupante es que la estrategia parece no cambiar. Mientras otros equipos apuntan a futbolistas consolidados, con recorrido en primera, San Luis apuesta a lo barato, a la oportunidad, al “a ver si funciona”. Y el riesgo es claro: seguir quedándose corto. Porque mientras el plantel se llena de incógnitas, la competencia se refuerza con certezas.

Y en medio de esto, vale la pena mirar lo que hacen otros, particularmente Rayados. Lo del técnico catalán Domènec Torrent en el Mundial de Clubes es simplemente espectacular. En poco tiempo, el exentrenador del San Luis logró estructurar un equipo competitivo, ordenado y ambicioso. Es irónico, pero también revelador: aquí se le dejó ir sin proyecto claro, sin paciencia. Igual que a André Jardine, igual que a Gustavo Leal. Todos con propuestas interesantes, todos fuera antes de tiempo.

Hoy, Torrent ilusiona a la afición regiomontana. No sería descabellado pensar que pueda hacer campeón al Monterrey. Y si mantiene ese ritmo, ¿por qué no un tricampeonato? (Saludos, profesor Jardine. En San Luis todavía lo recordamos). A ese nivel juega. Y mientras tanto, en San Luis seguimos reconstruyendo, apostando, esperando que esta vez funcione.

La participación de Marchand puede ser una grata sorpresa. Ojalá lo sea. Pero también debe ser un llamado de atención: no se puede seguir improvisando un proyecto deportivo con base en parches. La afición merece más. Y la ciudad, también.

Y, por cierto, Otra derrota más para el Atlético de San Luis en pretemporada. Esta vez fue ante el Atlas, que con lo justo se impuso 1-0 en un amistoso disputado sin muchas luces, pero que deja claro que el equipo potosino no encuentra rumbo cuando se enfrenta a rivales de Primera División. Porque no es la primera vez: también cayeron ante Xolos y, en contraste, solo golean cuando el rival es de la Liga de Expansión. Es decir, cuando no hay exigencia real.

¿Y entonces? ¿Estos partidos no importan? ¿O son el termómetro de lo que se viene? Porque una cosa es no ganar, y otra muy distinta es no competir. Y lo más preocupante: las derrotas no han sido ante equipos protagonistas del torneo, sino ante escuadras que suelen navegar en la medianía de la tabla. Si así andan en los ensayos, ¿cómo estarán en la obra? Juzgue usted.