La tarde del martes 8 de octubre, la parroquia de nuestra Señora de la Asunción en Santa María del Río se llenó de cantos y plegarias durante la cantamisa del presbítero David Huerta Vieyra, una ceremonia que marcó un hito en su vida como nuevo sacerdote. Los rayos de luz coloreaban un ambiente solemne mientras, vestido con su alba blanca, Huerta Vieyra se acercaba al altar con pasos seguros, aunque serenos.
La comunidad reunida seguía con atención cada uno de sus movimientos, desde la manera en que elevaba las manos durante la consagración hasta el momento en que cantó las palabras de la liturgia con voz clara y emotiva. Era un momento profundamente simbólico, ya que la cantamisa representa la primera vez que un sacerdote oficia misa tras su ordenación.
Familiares y amigos del presbítero ocupaban las primeras bancas, observando con orgullo. Entre ellos, algunas miradas cargadas de emoción, otros con manos entrelazadas en oración, acompañaban el momento. Los fieles, muchos de ellos miembros de la parroquia de nuestra Señora de la Asunción donde Huerta Vieyra servirá, se sumaron a la celebración con cantos y respuestas a la misa, creando un ambiente de unidad.
Al concluir, Huerta Vieyra agradeció brevemente, con una sonrisa cálida en el rostro, consciente del profundo significado de este acto no solo para él, sino para todos los presentes.