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Aprende a ser paciente

En estos tiempos modernos, en donde todos corremos de un lado al otro y la inmediatez es sobrevalorada y exigida ser paciente resulta un trabajo complicado, sin embargo, debemos reconocer que aquellos que son pacientes tienen menos conflictos, además de una manera más sana y sensata de afrontar los obstáculos, ya que son capaces de controlar impulsos y reacciones. 

Recordemos que la paciencia es la virtud de soportar la incertidumbre, afrontando la espera de la mejor manera posible y sin perder la calma, una persona tolerante es aquella capaz de no reaccionar de forma inmediata, sino más bien se dan el espacio para digerir y analizar la situación.

Ser pacientes nos hace fuertes, resistentes a la duda o la frustración, además desarrollar la capacidad de espera con expectativas ajustadas y realistas ayudan para no frustrarse, sobre todo cuando hablamos de esperas que, si bien pueden ser largas, el fruto es el premio mayor. 

Sin embargo, el que hoy en día no puedas considerarte una persona paciente no está todo perdido, pues existen algunos consejos que nos pueden ayudar a cultivar la paciencia día con día.

Diferencia lo que si depende de ti

Cuando aprendes a diferenciar aquellas cosas que puedes cambiar y las que no, se vuelve más simple aceptar que hay algunas situaciones en las que no podemos hacer más que esperar pacientemente.

¿Cuántos no hemos perdido la cabeza ante el tráfico? En esta situación debemos entender que no hay mucho que podamos hacer para que todos avancen más rápido o para que ese semáforo se ponga en verde más rápido. Lo que no depende de nosotros requiere el arte de la espera. 

Aprende a vivir en el presente 

Deja ya todas aquellas comparaciones con el pasado y también aquellas anticipaciones sobre el futuro, esto además de causarte emociones negativas propicia a perder la propia imagen de nosotros en el aquí y el ahora, volviéndonos impacientes.

Piensa y procesa tus emociones antes de comunicarlas

El esperar y pensar antes de hablar o escribir permitirá digerir las emociones además de bajar su intensidad, así en lugar de hablar desde la emoción hablaras desde la razón.

No seas tan exigente contigo mismo

Pues al serlo, la impaciencia puede apoderarse de ti y autosabotearte con pensamientos como “esto pudiste haberlo logrado ya”, sin embargo, la paciencia ayudará a que incluso aquella meta que está a años de ser lograda, poco a poco vaya tomando forma e incluso seas capaz de reconocer tu ritmo y tu avance. 

Aunque no todo hayamos nacido con el don de la paciencia, lo cierto es que día a día podemos ir cambiando pensamientos y conductas que nos pueden ayudar a ser más pacientes, más tolerantes y por lo tanto más felices.

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