Cada día, miles de jóvenes latinoamericanos scrollean las pantallas de sus teléfonos en busca de respuestas que les permitan entender lo que sienten y, muchas veces los contenidos a los que acceden terminan llevándolos a un autodiagnóstico.
Cientos de adolescentes se ven bombardeados de cientos de videos con información engañosa y lista de síntomas que “pertenecen a distintos trastornos”, abriendo paso a que los jóvenes se sienten identificados con algunos síntomas y por lo tanto se autodiagnostiquen, durante los últimos meses el trastorno más popular y el cual muchas personas presumen tener es el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, (TDAH).
Sin embargo, son cientos de trastornos los que adolescentes y adultos jóvenes se adjudican; como la depresión, ansiedad, trastorno límite de la personalidad, etc. sin siquiera consultar con un especialista de la salud mental.
Además, un estudio realizado por PlushCare que reveló que más del 80% ofrecía consejos engañosos sobre salud mental y casi un 15% incluía contenidos potencialmente peligrosos, y que solo el 23% de los creadores de contenidos eran personas con la acreditación necesaria para hablar sobre salud mental.
La doctora en psicología Gisela Untoiglich, refiere también que “doctor Google” es el primero al que se consulta y la situación se expandió con la contingencia sanitaria de la pandemia que inició en 2020, “con el encierro por el COVID, internet pasó a ser un refugio para algunos, tan es así, que las publicaciones sobre salud mental crecieron un 80% durante la cuarentena”.
A pesar de eso, distintos expertos de la región coinciden en que el autodiagnóstico puede ser positivo, pero si propicia que alguien que cree tener síntomas de una enfermedad busque ayuda profesional, el peligro está cuando, en vez de hacer esto, lleva a que la persona se automedique, a riesgo de empeorar el problema, o incluso de crear uno nuevo.
“Muchas veces esa información está poco corroborada, poco revisada, no es información científica, no es información seria, es esta sobrecarga de es que mi youtuber favorito o la persona que sigo, tiene un problema emocional y dice que tiene depresión, entonces yo me siento identificado con estas emociones y por lo tanto yo por imitación, por identificación, digo que tengo depresión, ¿no?”, explicó la psiquiatra Guarner.
Las redes sociales son un arma de doble filo, y al estar tan envueltas en ellas somos propicios a caer en estos bucles de desinformación y contenido engañoso, sin embargo, el aspecto rescatable de esta situación se encuentra en que, al tener más información de la salud mental esto nos lleva a cuestionar lo que sentimos y nos abre la puerta a tratar de buscar ayuda profesional.
Estefanía López Paulín
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