Psicología

Déficit de atención e hiperactividad; ¿Te identificas? 

El Trastorno de Déficit de atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo crónico, sus síntomas centrales son dificultades en funciones ejecutivas (atención, memoria, etc), regulación de las emociones y la motivación. Al tratarse de una enfermedad crónica hablamos de un trastorno que dura años o incluso toda la vida, y aunque el medicamento es de ayuda en la mayoría de los casos, es un trastorno que no tiene cura. 

Este pasado 13 de julio se conmemora el Día Internacional del Trastorno por Déficit de atención e Hiperactividad (TDAH) con la finalidad de informar y concientizar a la sociedad sobre esta condición. 

Contrariamente a lo que se pensaba hace algunos años, el TDAH no es solo una condición propia de la infancia, sino que el 60% de los niños diagnosticados con este trastorno persisten con sintomatología evidente en la adultez. 

Si bien se trata de un trastorno con origen neurobiológico, existen factores que pueden alimentar los síntomas, el problema se encuentra mayormente, en toda aquella población que aun teniendo síntomas evidentes del trastorno no sean atendidos, algunos de los síntomas más comunes son: 

• Dificultad para prestar atención, distraerse con facilidad 

• Falta de atención a los detalles, errores en las tareas por descuido 

• Poca capacidad de paciencia y tolerancia 

• Inquietud, siempre está moviendo una parte de su cuerpo, no puede quedarse sentado. 

• Dificultad para recordar a corto plazo 

Sin embargo, este trastorno no queda atrás con el pasar de la infancia y juventud, sino que persiste en la vida de quien la padece, creando dificultades en las relaciones interpersonales, el rendimiento en el trabajo o estudios y a la vez se asocia frecuentemente a síntomas de ansiedad, depresión y abuso de sustancias. 

Aunque no haya una cura para erradicar el TDAH, se ha podido observar que la terapia cognitiva conductual se asocia con benéficos significativos, dado que brinda estrategias orientadas a mejorar los síntomas centrales, reduciendo la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, así como la ansiedad y los síntomas anímicos. 

Crear un espacio de orden y organización ayudará durante tu proceso, mantener una planificación y orden ayuda a evitar procrastinar debido a la falta de atención, crear límites y metas que puedan ser cumplidos (como leer siete min sin voltear a ver el teléfono para poco a poco llegar a treinta minutos sin distracciones). 

Es importante mencionar que el diagnóstico de este trastorno solo lo puede hacer un especialista de la salud, y el tratamiento se debe adecuar a las necesidades y especificaciones del caso en particular, si te sientes identificado con lo anterior mencionado, consulta a tu psicólogo/psiquiatra de confianza. 

Se flexible contigo mismo, a la vez en que trabajas en llevar un orden y planificación en las situaciones y tareas, permítete saltar a otra actividad cuando la que estes realizando te haga sentir frustrado, es importante que reconozcas tus límites y te apoyes de ellos para poder ir mejorando y poder mantenerte en una actividad sin distracciones, esto no quiere decir que vas a lograr estar concentrado una hora sin interrupciones, significa que el tiempo en que estes concentrando tu atención en alguna tarea sea tiempo efectivo y significativo, así podrás avanzar hacia las metas que te propongas. 

Y, por último, condiciónate y prémiate a ti mismo, asigna tiempos para cumplir tareas específicas y prémiate cuando los cumplas o superes la expectativa, motívate a ti mismo a avanzar poco a poco en cada actividad, no tienes que utilizar premios exagerados, con algo pequeño que involucre el alejarte un poco de la actividad que estabas realizando bastará, poco a poco dejaras de sentir la necesidad de brincar de actividad en actividad. 

Botón volver arriba