Psicología

El duelo de la jubilación 

Por: Estefanía López Paulín

A los 50 años son muchos los que están deseando llegar a la edad para poder jubilarse, mirando el futuro con ilusión, como una oportunidad para bajar el ritmo, disfrutar de la familia, viajar y recuperar esa afición que las obligaciones del día a día impide realizar. Sin embargo, al llegar el momento de estar oficialmente jubilado y fuera del mercado laboral puede que no todo sea tan idílico como se veía años atrás. 

El importante cambio vital puede suponer que las personas se derrumben emocionalmente cayendo en una depresión. Y para que esto no suceda los expertos recomiendan tener planificada la jubilación y pasar el periodo de adaptación con ocupaciones reales, aunque diferentes a las realizadas hasta la fecha. 

La profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación Eulalia Hernández asegura que esta etapa se tiene que ver y entender como un luto, un proceso psicológico que se experimenta después de cualquier pérdida, la doctora en psicología Montserrat Lacalle explica: “Una persona que durante 40 o 50 años ha dado mucha importancia a su vida laboral y, de repente, ve truncada esa vida, requiere unos procesos de reequilibrio importantes”. 

Cuáles son las distintas fases que debe de atravesar un jubilado durante su proceso 

Fase de «Luna de miel»: Los primeros días de la jubilación suele aparecer una sensación de estar de vacaciones pero sin la presión de volver al trabajo. La persona se siente feliz, con ganas de hacer muchos planes. 

Fase de «Desencanto»: Pasadas las primeras semanas se empieza a resentir el bolsillo al disminuir los ingresos y se puede tener cierta nostalgia del trabajo que durante tantos años se ha realizado. Fruto de la decepción o la frustración pueden aparecer una sintomatología ansiosa o depresiva. 

Fase de «Reorientación»: La etapa anterior obliga a resituarse y buscar nuevas expectativas, más realistas y ajustadas a la situación. 

Fase de «Estabilización»: Es el momento en el que nos adaptamos a la jubilación, aceptando el nuevo estatus y alcanzando un equilibrio entre las posibilidades y los recursos. 

Sin embargo, reconocer los síntomas ayudará a afrontar los problemas para buscar soluciones: 

Planificación financiera: conocer, tener clara la situación económica y planificarse con los nuevos ingresos es importante para no estar preocupado por llegar a fin de mes. 

Redescubrirse: explorar diferentes actividades lúdicas o de voluntariado que puedan estar en la línea del trabajo que se acaba de abandonar. 

Cultivar las relaciones sociales: ya sea con amigos o familiares es importante salir de casa, asistir a eventos sociales para mantenerse involucrado en una comunidad. 

Fijarse metas: identificar metas personales que traigan una sensación de logro, como apuntarse a un curso de yoga o volver a la universidad. 

Priorizar la salud física y mental: establecer rutinas con ejercicio regular, hábitos saludables y pensamiento positivo. 

Crea una rutina flexible: Llevar una rutina diaria flexible que proporcione estructura sin sentirse rígido. Encontrar un equilibrio entre las actividades planificadas y el tiempo libre. 

Al implementar estas estrategias, las personas pueden abordar de manera proactiva la ansiedad por la jubilación y hacer la transición a esta nueva fase de la vida con confianza y entusiasmo.