La película de Intensamente 2 destaca por ser una de las más taquilleras del año, pues muy a su manera Pixar nos deja ver cómo es que el cambio en la adolescencia conlleva un sin fin de altibajos y la adaptación a estas “nuevas emociones” son un proceso por el cual todos pasamos, pues más de uno nos sentimos identificados.
En la película vemos en acción dentro de la mente de Riley, la protagonista, el proceso de cambios de esta etapa. Ella ahora tiene 13 años, y a las emociones que vimos en la primera –alegría, tristeza, miedo, ira, y rechazo– y que ahora ella siente con una intensidad inesperada, se le suman otras: ansiedad, vergüenza, envidia y ennui (aburrimiento y desgano), pero es la ansiedad la que lleva la voz cantante, intentando proteger a Riley y anticipando un futuro desconocido e incierto.
Ante esta enorme “remodelación” es esperable que los chicos tengan altos niveles de ansiedad hasta que logran acomodarse al cuerpo nuevo, a una nueva forma de ver el mundo, a emociones más intensas y complejas, a nuevos intereses y amigos, hasta que integran múltiples contradicciones.
Ellos abandonan la seguridad de la infancia e incursionan en territorio desconocido, sabiendo que tienen que llegar a convertirse en adultos, como sus padres, a quienes miran y admiran (aunque prefieren no reconocerlo) y a la vez rechazan, con el miedo de no tener los recursos necesarios para alcanzarlos, sin darse cuenta de que crecer lleva tiempo, y que tienen varios años para hacerlo.
Ya en Intensamente (1), a Riley de 11 años se le empezaban a caer las estructuras que la habían sostenido en su infancia a partir de una mudanza de estado y cambio de escuela. En la 2 nos encontramos con una Riley un poco mayor, en plena obra de reconstrucción de su sistema de creencias y de su sentido de sí misma, para hacer lugar a nuevas emociones. Ojo, no porque sean realmente nuevas ni las únicas sino porque en esta etapa toman mayor preponderancia en la vida de los adolescentes.
La mente de Riley busca primero hacer desaparecer las experiencias dolorosas, los recuerdos incómodos, incluso intenta sacar de su vida a las viejas emociones que la acompañaron hasta ese momento, pero, como vemos en la película que el mejor camino no es suprimir, reprimir o negar sino recordar e integrar.
Tal como vimos con Lisa, con las experiencias, la maduración y nuestra presencia cercana y valoradora, al crecer van a lograr pertenecerse a sí mismos sin miedo a quedarse solos, y así encontrar un verdadero grupo, donde puedan presentarse tal como son, sin disfraces, pudiendo decir, como Riley al final de la película, que
es en realidad de Minnesota y no de Michigan, cuando antes lo había callado por miedo al rechazo de sus nuevas y admiradas amigas.
No hay emociones negativas en Intensamente 2, tampoco en la vida, solo muchas emociones a integrar de modo que el sistema de creencias de los adolescentes sea cada vez más colorido, rico y variado y les permita construir un sentido de sí mismo que los conduzca y acompañe.